domingo, 30 de agosto de 2009
SIETE PASOS HACIA LA DOMINACIÓN DEL CONTINENTE DESDE COLOMBIA
La avanzada terrestre, área y naval de EE.UU.
Siete pasos hacia la dominación del continente
Mientras Colombia vive una escalada de violencia, el gobierno de Obama procura ocupar bases estratégicas en el país, controlar el Hemisferio y aumentar su presencia en el conflicto local.
Por Juan Diego Restrepo (*)
27|08|2009
El acuerdo militar es debatido en los países de la región y controvertido por varios de sus gobiernos, quienes cuestionan la injerencia militar y preferirían que el mismo no tuviera lugar. La principal preocupación es que los no menos de 800 soldados y contratistas estadounidenses pertenecen a personal de inteligencia y de operaciones especiales.
Las bases son siete, tres aéreas, dos terrestres y dos navales, tanto en el Atlántico como en el Pacífico, ubicadas estratégicamente en el territorio nacional.
El gobierno colombiano de Álvaro Uribe se constituye en el principal aliado de Estados Unidos en Suramérica. Sus políticas favorecen la influencia del Pentágono, mientras el país opera como punta de lanza en la región y sufre una nueva ola de violencia.
Tras la firma, Estados Unidos dispondrá de la base militar de Palanquero, un complejo militar ubicado en el centro del país, que además cuenta con una ciudadela para albergar 2.000 efectivos. Esta sería una de las siete bases más importantes ocupadas por los estadounidenses. Cuenta con una pista de 3.500 metros de longitud, 600 metros más larga que la de Manta, en Ecuador, y que permite el despegue de varios aviones al mismo tiempo; además tiene una “barrera de frenado” para aviones que aterrizan a altas velocidades. Según la revista colombiana Cambio, la ciudadela militar dispone de “casino, restaurantes, supermercado, hospital y teatro”, además de “dos hangares con capacidad para 50 y 60 aviones cada uno”.
Palanquero posee una serie de radares, instalados por una comisión estadounidense. Esa red le ha servido al ejército colombiano para efectuar operaciones contraguerrilla, como el bombardeo al campamento de Raúl Reyes en suelo ecuatoriano. Está en las orillas del río Magdalena y tiene una plataforma en la que aterrizan aviones anfibios. Según Cambio, los “aviones Kfir llegarían en menos de 10 minutos a La Guajira, en el extremo norte del país, o al Ecuador”.
La tesis principal de los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia consiste en que el acuerdo es necesario para aumentar la lucha contra el narcotráfico y el llamado terrorismo. Además, argumentan que es coherente con la política de cooperación binacional militar - el Plan Colombia - y que no es una amenaza para el vecindario.
Son varios los motivos por los cuales Colombia es tan importante para Estados Unidos. El narcotráfico deja ganancias astronómicas y quién controle el país se queda con el negocio; eso lo saben los paramilitares, la guerrilla, el gobierno colombiano y el norteamericano. Tiene salida a ambos océanos y al Amazonas, además de tener varias islas en el Caribe. Es vecino de Brasil, de Ecuador, de Bolivia, de Nicaragua, y sobretodo, vecino y contradictor de Venezuela y su gobierno.
El acuerdo aún no ha sido firmado y las negociaciones son confidenciales entre Washington y Bogotá. La polémica diplomática sobre el mismo obligó al presidente Álvaro Uribe hacer una gira relámpago por los países de Suramérica, para explicar sus términos, que aún no son claros.
Reunión como la que acaba de sostener UNASUR en Bariloche, son espacios para que el gobierno de Uribe pueda dialogar con sus vecinos incómodos, no sólo Venezuela y Ecuador - con quienes Colombia mantiene relaciones deterioradas -, sino también con Argentina o Brasil, naciones que califican a la influencia militar de Estados Unidos como peligrosa para la región.
Fidel Castro se refirió a esa influencia como “siete puñales en el corazón de América” y expresó que “la amenaza va dirigida a todos los países del Sur”.
El canciller brasileño, Celso Amorin, formuló declaraciones contra las bases, expresando la posición de su gobierno, y el mismo Lula cuestionó el acuerdo. Brasil esperaba que con el fin de la base de Manta se redujera la presencia norteamericana en la región, pero de una pasaron a ocupar siete.
El gobierno argentino de Cristina Fernández se pronunció se alineó con Brasil, criticando las bases del Pentágono, mientras se esforzó por abrir espacios de diálogo con Uribe.
Estados Unidos pretende controlar un número creciente de bases en América Latina y evitar cierta independencia del resto de los gobiernos respecto de Washington.
La base aérea de Malambo está ubicada cerca de Barranquilla, en una posición privilegiada para el Caribe. Tiene presencia de aviones Mirage M5, franceses, y Kafir, israelíes. Sus cazabombarderos desarrollan misiones tácticas en la zona norte. En la base se llevan a cabo operaciones de inteligencia y varios medios, algunos venezolanos, especulan sobre la posible actuación de la mismas en países vecinos.
Sin embargo, Bogotá y Washington niegan que las operaciones sean exteriores a Colombia, y aseguran que los norteamericanos estarían bajo las órdenes de un oficial colombiano. Los términos del acuerdo establecen que los efectivos no excederán los 600 militares y 800 contratistas, y que éstos no participarán directamente en operaciones… es personal de inteligencia.
Los norteamericanos tendrán inmunidad diplomática, por lo cual no podrán ser juzgados ni procesados por la justicia colombiana, ni por excesos, ni por omisiones, ni por torturas, ni por desapariciones; ni por cualquier otro delito que pudieran cometer.
Desde la base militar de Larandia se desarrollan algunas de las tareas más ambiciosas del gobierno Uribe, en el plano militar. Desde allí se desplegó la tarea Omega, que fue una de las más grandes ofensivas contraguerrillas, y se dirigió el Plan Patriota, que pretende acorralar a las FARC. La base está ubicada en el Caquetá y permite el acceso a las selvas del Sur del país, que llegan hasta el Brasil y a los llanos orientales limítrofes con Venezuela.
Es precisamente en estas tierras, casi amazónicas, donde se dan los mayores combates “en contra del narcotráfico” y de las guerrillas. Mientras se dice que no se opera contra los vecinos, se afirma que la lucha es contra el narcotráfico. Pero Estados Unidos y Colombia acusan a muchos vecinos de colaborar con las FARC, quienes, aseguran, están en el negocio millonario de las drogas.
Hace dos meses, los diarios The New York Times y Washington Post señalaron a Venezuela y Ecuador como santuarios de la guerrilla. El Departamento de Estado se ha pronunciado en el mismo sentido, así como el gobierno Uribe, la clase dirigente colombiana y sus medios de comunicación (incansablemente).
Son varios los puntos que fundamentarían los temores de que esa “lucha contra narcotráfico” y la guerrilla se extienda a otros países: las cercanías de Hugo Chávez con los dirigentes del secretariado de las FARC, el bombardeo colombiano a Ecuador, las especulaciones sobre la financiación de las FARC a la campaña del presidente Rafael Correa, las rutas del tráfico por Centroamérica, la supuesta ayuda militar del ejército venezolano a las FARC, con entrega de armas. Todos argumentos que servirían para justificar una operación por fuera del territorio colombiano.
Las siete bases reemplazarían la influencia de la de Manta, en Ecuador, con presencia de aviones Galax 130 y 140 y cargueros C-17, capaces de trasportar en tres días a más de 15.000 hombres, cantidad suficiente para una intervención militar efectiva en cualquier país del mundo.
Se recordará entonces a Irak y Afganistán, casos de la memoria reciente. Pero, en nuestro Hemisferio se registraron: la invasión a Granada, Guantánamo, el bombardeo al presidente panameño Manuel Noriega desde la base norteamericana Howard, cuando se volvió incómodo para Estados Unidos, el armado “la contra” en Nicaragua, los paramilitares colombianos. Es decir, todo un prontuario intervencionista al que hay que sumarle capítulos y capítulos de injerencia golpista: Pinochet les agradeció su ayuda, el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala, el apoyo a las dictaduras, los golpes en Bolivia, en Venezuela, en el Cono Sur.
Ese es el actuar histórico de Estados Unidos: todo está en los archivos. Y para todo tuvo argumento, primero la amenaza roja comunista, después el narcotráfico, ahora los vientos de izquierda en la región.
La base naval del Pacífico colombiano dispone de un astillero y de una fuerza con capacidad de despliegue por Centro y Suramérica. La base naval, comandada por la Armada Nacional colombiana, es fundamental en “la lucha contra el tráfico de drogas”. Por otro lado, tiene una posición estratégica, a medio camino entre América del Sur y América Central, en un océano que Estados Unidos trata de controlar a toda costa.
En el plano domestico han surgido cuestionamientos a la violación de la soberanía colombiana.
Los partidos tradicionales, la Iglesia Católica con su poder del más allá y el más acá, la clase dirigente y todos los medios masivos de comunicación apoyan las bases: es decir, toda la mayoría uribista.
Otros sectores, como el Polo Democrático y organizaciones de derechos humanos, las cuestionan.
Argumentan que el acuerdo profundizará el conflicto armado: los norteamericanos estarán en Colombia para desarrollar y defender sus intereses. Se involucra a un ejército extranjero en el conflicto interno, alejando la paz y el diálogo, y fortalecerá la expansión bélica del país más poderoso del mundo.
El gobierno de Uribe es consecuente en su política alineada con Estados Unidos: habrá que recordar que en los últimos días se reunió con una comisión del gobierno de Roberto Micheleti, el golpista de Honduras.
Por otro lado, el acuerdo favorece a los contratistas americanos, representantes de las multinacionales de la guerra, que dependen del Departamento de Estado y del Pentágono. Los contratos son millonarios y ayudan a desarrollar el complejo industrial estadounidense: mercenarios, fabricación de armas y municiones.
El pueblo colombiano ya es la principal víctima, con cuatro millones de personas desplazadas.
La base de Apiay es la base aérea más importante del Sur del país. El diario O Estado de San Paulo, en declaraciones de Roberto Godoy, señaló que “es incómodo para Brasil, tener estas bases en la boca de la Amazonía”.
El Plan Colombia se viene desarrollando desde hace diez años, desde la época del presidente William Clinton, y consiste en que Washington le gire al gobierno de Colombia miles de millones de dólares, para desarticular a las FARC y “arrinconar el narcotráfico”.
Sin embargo, según Naciones Unidas (ONU), la superficie sembrada con coca ha aumentado, y el Plan no ha podido detener el tráfico: los narcos ahora más que nunca controlan el país; casi un tercio de los congresistas han sido procesados por nexos con el narcotráfico.
Este Plan se desarrolla fundamentalmente en el Sur del país. Ha aumentado la presencia del Ejército colombiano en las extensas y vírgenes regiones del Amazonas, uno de los puntos más ricos de la Tierra, un tesoro suramericano, el pulmón del mundo.
El Plan Colombia cuenta con un presupuesto anual de 8.000 millones de dólares y compromete cerca de 500.000 hombres. Álvaro Uribe lo proclama como la verdadera salida de la guerra, una salida sin diálogo; vencer. Defiende sus logros: asestarle golpes a la guerrilla y sostener que sólo un hombre con sus políticas, solo él, podrá pacificar el país.
¿Si el Plan Colombia ha sido un éxito por qué entonces es tan indispensable el acuerdo para la instalación de las siete bases?
¿Dónde quedaron el exitoso proceso de desmovilización de los paramilitares, de los carteles del Norte del Valle, de la gente de Don Berna; los golpes contundentes y finales a las FARC; los éxitos de la erradicación aérea; la modernización del Ejército; dónde quedó la operación Jaque?
El argumento que se da en los medios es que Colombia no puede luchar sola contra el narcotráfico y necesita de Estados Unidos.
La Base Naval de Cartagena controla todo el Caribe. Colombia tiene aguas y presencia militar en islotes y cayos, en frente de Costa Rica, de Nicaragua, de Venezuela y de las Antillas. Es el país con la mejor armada del área, en conjunto Estados Unidos y los carteles de la droga.
Tolemaida es una de las bases más importantes del Centro del país. Grande, moderna, en sus celdas estuvieron retenidos los responsables de las 21 torturas del Batallón de Honda. Militares que usaron esta práctica en entrenamientos de reclutas jóvenes, procedentes de las regiones más empobrecidas del país.
Sin embargo, ese escándalo pasó al olvido, empañado por las ejecuciones extrajudiciales que cometió el ejército contra civiles. La política de los Falsos Positivos, en la que el Ejército presenta cuerpos de campesinos muertos vestidos con uniformes de las FARC, y que ha significado destituciones de fichas clave en el Ejército, como cuando se pudieron probar las acciones conjuntas entre militares y narcos en el tráfico.
Este Ejército compartirá siete bases con el Ejército norteamericano. Insisten en que su enemigo es el narcotráfico y la guerrilla. Sin embargo, el tráfico aumenta.
La ciudad de Medellín está entre las diez ciudades más peligrosas del mundo, vive una nueva guerra de bandas desde hace algunos meses. El conflicto armado aumenta en el país.
El gobierno Uribe tiene necesidad de aumentar su poder armado y de sustentar su política exterior. A Washington también le interesa su posición en la guerra, pero sus intereses en política regional son más ambiciosos: intervención en América Latina, su patio trasero.
En la Colombia de hace 100 años, fue famosa y dolorosa, la frase de Theodore Roosevelt, cuando intervino para hacerse con el canal de Panamá: “I took” Panamá. Hoy diría “I took” Colombia.
(*) El autor es periodista colombiano. Cumple una pasantía en APM.
viernes, 28 de agosto de 2009
OPERACIÓN CONDOR II
VIERNES 28 DE AGOSTO DE 2009
La Operación Cóndor sigue vigente…
Ernesto Carmona (REVISTA TRICONTINENTAL, especial para ARGENPRESS.info)
La Operación Cóndor –llamada también Plan Cóndor u Operativo Cóndor– fue un esquema multinacional de eliminación de dirigentes de la izquierda suramericana ideado y ejecutado por Estados Unidos y las dictaduras del Cono Sur de América (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) que alcanzó su clímax en la década de 1970. Pero sigue vigente y multiplicada claro que con otros nombres y en diferentes latitudes.
Cóndor introdujo y multiplicó en la región episodios tan crueles como el secuestro y asesinato en París del dirigente marroquí Mehdi Ben Barka, uno de los organizadores de la Conferencia Tricontinental de La Habana de 1966, quien pereció en 1965 en una criminal operación de inteligencia en la capital francesa. (1) Pareciera que todo esto pertenece al pasado, pero los grandes medios informativos ocultan que Estados Unidos lleva a cabo una suerte de Nueva Operación Cóndor planetaria, con secuestros, ejecuciones secretas, centros de tortura ilegales como Guantánamo y prisiones clandestinas flotantes y en tierra firme en diferentes lugares del mundo.
Cóndor practicó secuestros y asesinatos “estilo Ben Barka” en todo el Cono Sur, e incluso sus tentáculos a menudo llegaron más lejos, como en el bombazo al automóvil del ex canciller y ex ministro de defensa del Dr. Salvador Allende, Orlando Letelier del Solar, muerto por orden de Augusto Pinochet el 21 de septiembre de 1976, en Washington DC, en las narices de la Casa Blanca, la CIA y el FBI. El asesino principal fue el estadounidense Michael Townley, quien manufacturó el ingenio explosivo electrónico secundado por un equipo de terroristas de origen cubano como Dionisio Suárez Esquivel y los hermanos Ignacio y Guillermo Novo Sampoll, entre otros secuaces de Luis Posada Carriles, quienes gozan hoy de libertad e impunidad para fraguar más crímenes. (2)
Sólo en Buenos Aires, la Operación Cóndor secuestró, dio muerte y/o desapareció a notables personalidades exiliadas en Argentina, como el general Juan José Torres, ex presidente de Bolivia muerto el 2 de junio de 1976 por órdenes del dictador Hugo Bánzer Suárez, y cuyos restos debieron trasladarse a México para recibir allí honras fúnebres. Otra víctima fue el ex comandante en jefe del ejército chileno bajo Salvador Allende, general Carlos Prats González, asesinado por bomba el 30 de septiembre de 1974 junto a su esposa Sofía Cuthbert, por orden del dictador Augusto Pinochet. La bomba fue instalada por el mismo individuo que dio muerte a Letelier, el agente CIA-DINA (Dirección Nacional de Inteligencia de Chile) Michael Townley. Pero la Operación Cóndor también secuestró, trasladó secretamente de un país a otro, torturó y exterminó a numerosos dirigentes de menor relevancia, e incluso simples militantes políticos, como los uruguayos Rosario del Carmen Barredo y William Whitelaw, entre muchos más.
Cóndor también dio cobertura mediática a asesinatos secretos cometidos en Chile por la DINA, que dirigía Manuel Contreras, un militar cercano a Pinochet hoy preso, como ocurrió con 119 hombres y mujeres detenidos y desaparecidos cuyo trágico destino fue “blanqueado” en 1975 por dos publicaciones de prensa –revista Lea de Buenos Aires y diario O Día de Curitiba, Brasil– como si se hubieran matado entre ellos mismos, en un falso enfrentamiento de facciones chilenas rivales “en las pampas argentinas”. Esta diabólica invención conocida como “El Caso de Los 119” involucró a medios de prensa –grandes diarios, estaciones de televisión, radios y agencias informativas internacionales– y a periodistas chilenos que publicaron la falsa “noticia” y participaron en la farsa, llamada “Operación Colombo”, un montaje de Cóndor que fue divulgado como un hecho auténtico en todo el mundo.
Masacre de latinoamericanos
También en Buenos Aires, por instrucciones del entonces presidente de Uruguay Juan María Bordaberry, los agentes Cóndor secuestraron el 18 de mayo de 1976, y más tarde asesinaron, al senador y periodista uruguayo Zelmar Raúl Michelini Guarch, plagiado simultáneamente con su amigo Héctor Gutiérrez Ruiz, ex presidente de la Cámara de Diputados de su país, cuyos cadáveres fueron hallados juntos el 21 de mayo. El 17 de mayo de 2002, la revista uruguaya Brecha publicó testimonios hasta entonces desconocidos que describen una reunión entre Bordaberry, sus ministros de Interior y Defensa, los tres comandantes en jefe y un coronel argentino, en que se acordó la muerte de Michelini y de Gutiérrez. (3)
Margarita Michelini, hija del senador, fue secuestrada el 13 de julio de 1976 en Buenos Aires, recluida en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti y trasladada después en secreto a Uruguay, junto con otros 21 ciudadanos uruguayos. Margarita estuvo desaparecida cuatro meses, hasta que fue “blanqueada” y procesada por la justicia militar uruguaya ante la presión internacional. Su hermano Rafael Michelini, hoy senador (2005-2010) del Frente Amplio de Uruguay, al dar su testimonio – en 2002– en una causa que investigó el Plan Cóndor en Argentina, reveló ante el juez Jorge Urso que en octubre de 1976 el entonces coronel uruguayo Nino Gavazzo apareció en su casa para mostrarle que en el asiento trasero de su automóvil estaban con vida su hermana Margarita y su marido, Ricardo Altuna.
El senador Michelini hijo aseguró también que el ex presidente uruguayo Jorge Batlle (2000-2005) le reveló que María Claudia García Irureta Goyena de Gelman, nuera del periodista y escritor argentino Juan Gelman, casada con su hijo Marcelo Gelman, fue secuestrada con su esposo en Buenos Aires cuando tenía 8 meses de embarazo. Trasladada clandestinamente a Uruguay, María Claudia dio a luz en cautiverio, pero los militares se apoderaron de la criatura y la madre fue asesinada después por policías uruguayos. La nieta de Juan Gelman, que nació en 1976, finalmente fue encontrada por su abuelo cuando tenía 23 años. El 5 de junio de 2000 se conoció el resultado de una prueba ADN que permitió el cambio legal de su identidad, de “María Macarena Tauriño Vivian” a María Macarena Gelman García, hija de Marcelo y de María Claudia. El cuerpo de Marcelo Gelman apareció en Argentina en los años 80, cuando regresó la democracia. Todo esto ocurrió cuando gobernaba por el dictador Jorge Rafael Videla.
En su declaración ante el juez Urso, el hoy senador Michelini explicó que, además de los 22 uruguayos que fueron trasladados en julio de 1976 desde Orletti a Montevideo, entre septiembre y octubre del mismo año otros 27 ciudadanos de ese país salieron del mismo encierro bonaerense, a cargo del represor Aníbal Gordon, hacia un centro clandestino del Servicio de Inteligencia y Defensa (SID) de Uruguay, al otro lado del Río de la Plata. Reveló que tras la fuga de dos detenidos que provocó el cierre de Orletti, Gordon le pidió a Gavazzo que retuviera en Uruguay a cinco ciudadanos argentinos, entre ellos a Beatriz Saes, quien pudo haber estado embarazada. El senador reveló también que el ex jefe del ejército argentino Martín Balza, en un encuentro que sostuvieron en 1995, le reconoció que hubo coordinación entre las dictaduras del Cono Sur en la década del 70 y le aseguró que Zelmar Michelini no era un “blanco” de los represores argentinos pero que “debió haber una zona liberada para que se actuara con la impunidad con la que se actuó”. (4)
Más víctimas de Cóndor
Otra víctima chilena de esta operación transnacional fue el sociólogo chileno Jorge Isaac Fuentes Alarcón, dirigente del MIR apresado y torturado en Asunción, Paraguay, en 1975, y trasladado secretamente a Chile, donde fue visto por otros detenidos que sobrevivieron en el campo de exterminio de Villa Grimaldi, en Santiago, convirtiéndose hasta hoy en detenido desaparecido, cuyos restos jamás aparecieron. Otro chileno que sufrió una suerte parecida fue Edgardo Enríquez Espinoza, tercer hombre en la jerarquía del MIR y hermano del asesinado secretario general, detenido en 1975 al salir de una reunión en Buenos Aires. En esta acción de la Policía Federal argentina y agentes del Departamento Exterior de la DINA chilena, fueron detenidos la joven brasileña Regina Marcondes, también desaparecida, y varios otros chilenos del MIR. Enríquez fue trasladado sucesivamente a los campos de concentración argentinos El Olimpo, Campo de Mayo y a la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), todos en Buenos Aires.
La dictadura chilena jamás admitió la detención de Enríquez, pero la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, más conocida como Comisión Rettig, basada en documentos y testimonios fidedignos concluyó que el cautivo –quien gozaba de la protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)– fue trasladado a Villa Grimaldi en Santiago. Esta convicción se fundamentó en un documento confidencial de la DINA dirigido a su servicio exterior con sede en Buenos Aires, que la Comisión pudo examinar, donde se señala que en fecha 23 de diciembre de 1975, o sea cuatro meses antes de su captura, la DINA ya tenía tendido el cerco alrededor del dirigente del MIR y de varios de sus colaboradores y ordena a sus agentes en el extranjero “su traslado a Chile, después de capturarlos”. Otro testimonio dio fe ante la Comisión de que efectivamente existió un mensaje por télex que dio por cumplida la misión.
La obra de Martín Almada
Cóndor ha sido el tema central de numerosos libros e investigaciones periodísticas que a través de más de dos décadas han dibujado esta monstruosa actividad transnacional. Muchas personas han participado en esta tarea, pero un hombre clave ha sido el abogado paraguayo Martín Almada, detenido y torturado por la policía paraguaya en 1974 junto con su esposa, la profesora Celestina Pérez de Almada. Tras perder a su cónyuge, que pereció en la tortura, Almada consagró su vida a los derechos humanos y llegó a descubrir en 1992 lo que hoy se conoce como el “Archivo del Terror” de Paraguay, una valiosa documentación, media tonelada de papeles oficiales sobre Cóndor. Años más tarde, siguiendo otra pista, en 2005 dio con el “Archivo del Terror II”, en Formosa, Argentina, otro tesoro documental de origen paraguayo, mantenido en depósito apenas al otro lado del río Paraguay. Por su labor, el abogado recibió el Premio Nóbel Alternativo de derechos humanos en 2002.
Almada llegó a la conclusión de que "hay más de 120 paraguayos desaparecidos en Argentina" por ordenes del dictador Alfredo Stroessner. “Hay miles de familias destrozadas que todavía no pueden elaborar sus duelos. No es el pasado lo que divide a los paraguayos sino la falta de justicia. Sin justicia el pasado es un doloroso presente”. Cuando el abogado estuvo detenido, reconoció entre sus captores a militares de otros países latinoamericanos. También supo de la prisión del chileno Jorge Fuentes y del argentino Amílcar Santucho.
El abogado paraguayo obtuvo un documento en que Manuel Contreras, siendo jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile, le agradeció a Pastor Coronel, Jefe del Departamento de Investigaciones de Paraguay, la "cooperación prestada para facilitar las gestiones relativas a la misión que debió cumplir mi personal en la hermana Republica del Paraguay”, es decir, la recepción física "secreta e ilegal” del prisionero político chileno Fuentes, apresado en territorio paraguayo en compañía del argentino Amílcar Santucho, quien sobrevivió pero falleció en 1995 (Documento 00022F 0152, 25 de septiembre de 1975, Archivo del Terror).
Almada descubrió documentos demostrativos de que Contreras, siendo jefe de la DINA, invitó en octubre de 1975 al entonces jefe de Policía de Paraguay, general Francisco Britez Borges, a asistir a la fundación de la Operación Cóndor, en un cónclave secreto que ya hoy es la famosa reunión multinacional de inteligencia efectuada en Santiago de Chile entre el 25 noviembre y el 1º de diciembre de 1975, para estructurar la red Cóndor, según consta en el documento 00022F 0153 del Archivo del Terror de Paraguay.
Teoría y práctica "Cóndor"
Contreras, quien ostentaba entonces el grado de coronel, acompañó a la invitación un "paper" con sus propuestas "teóricas" para conformar la red Cóndor, a saber: "a) Fundamentos, b) Proposición, c) Países participantes, d) Sede del sistema y visión general, e) Esquema orgánico propuesto, f) Mecánica de consulta, f) Programa general, g) Programa de trabajo, h) Informaciones para los asistentes e i) Clave (Documentos 00022F 0155 al 00022F 0165). Según otro papel del Archivo del Terror descubierto por Almada (Documento 00022F 0154, Asunción, 6 de noviembre de 1975), el portador de la invitación y plan de trabajo represivo fue el coronel chileno de aviación Mario Jahm, sub director de la DINA, quien se entrevistó con el Jefe de Policía de la Capital, general Francisco Britez Borges.
Fuentes Alarcón, llamado por sus amigos "El Trosko Fuentes", fue trasladado a Chile como si fuera un objeto. Almada citó el Informe 00048 F 19999, del 6 de junio de 1975, en que Francisco Bogado F., director de Políticas y Afines de Paraguay,"remitió al coronel Juan Ramón Escobar, comandante de la Guardia de Seguridad, al prisionero político chileno". En otro papel del Archivo del Terror (Documento 00021F 1532, 12 de abril de 1976), el general Alejandro Fretes Dávalos, jefe del ESMAGENFA II, Departamento FF.AA., expresa lo siguiente (Pedido de Búsqueda No 11/76): "Se tiene conocimiento que el gobierno alemán habría aceptado oficialmente el ingreso a dicho país de los extremistas Amílcar Latino Santucho y Jorge Fuentes Alarcón. Sobre la liberación de los mismos, habrían presionado al gobierno de la Republica del Paraguay, las organizaciones internacionales de Amnistía Internacional y la Comisión Internacional de Juristas".
El defensor paraguayo de derechos humanos le hizo saber al juez chileno Juan Guzmán, que procesó a Pinochet y a Contreras, que "según Informe No 267, del 12 de septiembre de 1978, llegó a Asunción el general Héctor Orozco Sepúlveda, Director de Inteligencia del Estado Mayor General de Chile". Por lo tanto, razonó el jurista,"en merito a las pruebas que arrimo pido la ampliación del Sumario Criminal involucrando en el expediente a los generales chilenos Augusto Pinochet y Manuel Contreras, autores morales y materiales del ‘Operativo Cóndor’. Proveer de conformidad será un acto de estricta justicia".
La Escuela de las Américas II
Almada, junto a otros luchadores por los derechos humanos, hoy está empeñado en que desaparezca la nueva versión de la Escuela de las Américas, un centro clave de formación de torturadores de la Operación Cóndor. Establecida en Panamá en 1946, la fatídica SOA (por su sigla en inglés), fue trasladada a Fort Benning, Georgia, en 1984, donde actualmente funciona con otro nombre. Las protestas contra esta escuela del crimen provienen también de ciudadanos estadounidenses decentes, entre otros la organización SOA Watch. El jurista Almada está pidiéndole al gobierno de Fernando Lugo que Paraguay cese de enviar soldados a la escuela de asesinato y tortura del ejército estadounidense que funciona en Georgia bajo el nombre de Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, WHINSEC por su sigla en inglés), con sucursales en El Salvador y Perú. Habría que exigir lo mismo a la mayoría de los gobiernos latinoamericanos.
El WHINSEC prepara personal de seguridad latinoamericano en las mismas “asignaturas” de “contra insurgencia” que la Escuela de las Américas, bajo el pretexto de la lucha contra el narco tráfico. Entre los 60.000 graduados de la SOA están los responsables de la Operación Cóndor y de los mayores crímenes contra los derechos humanos en América Latina, como Hugo Bánzer Suárez de Bolivia, Leopoldo Galtieri y Roberto Viola de Argentina, sólo para citar algunos. En 1996 el Pentágono fue forzado a abandonar los manuales de entrenamiento en torturas y ejecuciones de la SOA que sus graduados de nivel inferior aplicaron en el asesinato del arzobispo Óscar Romero, de El Salvador, y la masacre de 900 civiles en EL Mozote, en ese mismo país
En un intento por desviar las críticas públicas y desasociar a la escuela de su reputación, la SOA fue rebautizada en 2001 como WHINSEC. El nombre fue cambiado por el departamento de Defensa (Pentágono) para lograr autorización para una partida presupuestaria en el año fiscal 2001 e impedir que los opositores de la SOA aprobaran una legislación que habría desmontado la escuela. El cambio del nombre fue decidido cuando la Cámara de Representantes estuvo a punto de abrir una investigación del Congreso, perdida por apenas diez votos.
Crímenes aquí y ahora…
Pero hoy asistimos a una gigantesca Operación Cóndor de nueva factura que se expande a nivel planetario. Existen evidencias de que la CIA utiliza como prisión secreta para sospechosos a una base aérea de EEUU en la isla británica Diego García y trabaja con el gobierno de Londres para impedir el regreso de los habitantes originales que fueron forzados a abandonarla a fines de los años 60. El general estadounidense jubilado de cuatro estrellas Barry McCaffrey ha indicado que Diego García fue utilizada para detener a sospechosos de terrorismo. Las mismas denuncias provienen de un senador suizo, del relator especial para la tortura de la ONU, de detenidos anteriores y de la organización no gubernamental de derechos humanos Reprieve, del Reino Unido, que ha dedicado varios años a investigar las misteriosas detenciones en prisiones secretas.
El ministerio de Relaciones Exteriores británico continúa apelando ante la Alta Corte por la expulsión ilegal de los 2.000 residentes originales de Diego García. EEUU ha dicho que si permiten su regreso los isleños presentarían un “riesgo inaceptable” a su base. Solamente han reconocido que en 2002 hubo dos vuelos que transportaron detenidos a Diego García.
Abundan, además, las denuncias de que EEUU opera “prisiones flotantes” secretas que mantienen a un número desconocido de prisioneros de su guerra secreta antiterrorista. Según abogados de derechos humanos, EEUU también ha intentado encubrir el número y el paradero de estos detenidos. Reprieve denunció más de 200 nuevos casos de aprehensión desde 2006 y advirtió que Washington pudo haber utilizado hasta 17 naves de la marina de guerra como “prisiones flotantes” desde 2001, entre otras el USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl; MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr, MV PFC William B. Baugh y al MV James Anderson Jr. Los detenidos fueron interrogados a bordo de estos buques y luego derivados a otras naves, a menudo sin revelar ubicaciones, afirma la denuncia.
Reprieve también dio a conocer su preocupación por las actividades del navío USS Ashland en Somalia, a principios de 2007, en un supuesto esfuerzo por capturar a terroristas del al-Qaeda. En ese tiempo más de un centenar de personas fueron secuestradas por fuerzas somalíes, etíopes y kenyanas, en una operación sistemática que incluyó interrogatorios a cargo de individuos considerados miembros del FBI y de la CIA. Por su propia admisión, el gobierno de EEUU actualmente mantiene a por lo menos a 26.000 personas detenidas sin juicio en prisiones secretas y la información sugiere que hasta 80.000 han pasado “a través del sistema” desde 2001. El gobierno de EEUU está comenzando a ser urgido para que entregue listas de nombres y a informar sobre el paradero de todos esos detenidos. (5)
También existen informes de que la administración Bush operó un “anillo ejecutivo de asesinatos” que rendía cuentas directamente al vicepresidente Dick Cheney. Bajo el presidente Bush, las operaciones militares especiales de asesinato fueron realizadas en muchos países –no sólo en Iraq y Afganistán, sino también en América Latina y alrededor del mundo– pero los sicarios no hablaban con los embajadores ni con el jefe de la estación local de la CIA. Sólo buscaban a la gente de una lista, la encontraban, la mataban y se marchaban.
La unidad especial de asesinatos actuó bajo el Comando de Operaciones Especiales fuera de su sede de Florida. Una de las unidades que trabajan protegidas por el paraguas de este Comando se conoce como Joint Special Op-JSOC, un grupo especial de elite conocido también como “Unidad Negra”, que entre su personal posee asesinos formados en el Navy Seals de la marina y en la Delta Force del ejército. Las blancos, o víctimas, fueron ordenados a través de la oficina del vicepresidente Cheney. El autor de la denuncia, Seymour Hersh, de The Nation, no sabe si el grupo de asesinato todavía continúa actuando bajo de presidente Obama.(6)
La Operación Cóndor sigue potencialmente latente. Los nuevos centros estadounidenses contra los derechos de los ciudadanos del mundo, como Guantánamo, las prisiones flotantes en buques de la marina de guerra de EEUU que deambulan por los mares del planeta o las cárceles secretas habilitadas clandestinamente incluso en Europa son manifestaciones contemporáneas de una gigantesca Neo Operación Cóndor. Al igual que en la Escuela de las Américas de Panamá, la mojigatería o hipocresía de EEUU no permite torturar en su propio territorio “para no violar la ley”, sino que la exporta y globaliza. La amenaza Cóndor, por lo tanto, sigue latiendo…
Notas:
1) En el secuestro y posterior asesinato participaron los servicios de inteligencia de Francia (al parecer, sin conocimiento del entonces presidente Charles de Gaulle) y del Mossad israelí. El luchador fue torturado y asesinado en presencia del entonces ministro del interior de Marruecos, general Muhammed Oufkir, quien después fue también ministro de defensa del rey Hassan II …pero murió por órdenes de su propio amo, después de un fallido intento de golpe y asesinato acaecido el 16 de agosto de 1972. El general apareció muerto por la espalda, acribillado a balazos, pero la versión oficial aseguró que se había quitado la vida. Para la conexión del Mossad y la inteligencia francesa ver Mossad, la historia secreta, de Gordon Thomas, 528 pp, sello Byblos, 2005. El capítulo sobre Ben Barka puede leerse en http://books.google.cl/books?id=khOBhxFzuzwC&pg=PA161&lpg=PA161&dq=oufkir+ben+barka&source=bl&ots=MC-5fD2KY1&sig=Shm0EHDTYnHhdS3kMETeXhWezhY&hl=es&ei=uyg1Sp7_LaqxtgfsgYn5Dg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1#PPA162,M1
2) El fiscal estadounidense Eugene Propper, quien investigó el asesinato de Orlando Letelier por cuenta del departamento de Justicia de EEUU, escribió en colaboración con Taylor Branch el libro Laberinto (Laberynth, Penguin Books, Nueva York, 1983, 623 pp), que contiene los primeros antecedentes conocidos sobre la Operación Cóndor y constituye una verdadera enciclopedia sobre las acciones de terrorismo promovidas por EEUU con agentes de origen cubano, tales como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh Ávila, entre muchos otros.
3) Página 12, sábado, 18 de mayo de 2002 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-5276-2002-05-18.html
4) Para mayor información sobre “el capítulo uruguayo” de Cóndor, ver http://www.pvp.org.uy/oliveracondor.htm
5) Resúmenes de historias periodísticas ocultadas por la gran prensa de EEUU y el mundo, elegidas entre cientos de noticias estudiadas por el Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de California para la selección final de 25 historias relevantes a publicarse en el anuario Censored 2009/2010, de próxima aparición.
6) “Secret US Forces Carried Out Assassinations in a Dozen Counties” Democracy Now! March 31, 2009 http://www.democracynow.org/2009/3/31/seymour_hersh_secret_us_forces_carried
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno (sobreviviente de la Operación Cóndor en Buenos Aires, Argentina, en 1974, cuando aún se llamaba “Convenio Sudamericano de Policía”).
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PUBLICADO POR ARGENPRESS
EL LOBO CUIDA LAS OVEJAS. LAS BASES NORTEAMERICANAS EN COLOMBIA, UN INFORME DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO DE LOS EEUU
Acuerdo de Cooperación en Materia de Defensa entre Estados Unidos y Colombia
http://www.america.gov/st/peacesec-spanish/2009/August/20090819121615emffen0.3819086.html
Hoja informativa del Departamento de Estado explica detalles
El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió el 18 de agosto una Hoja Inofrmativa con respecto a un acuerdo provisional ad referendum sobre un Acuerdo de Cooperación de Defensa (DCA) entre Estados Unidos y Colombia.
A continuación una traducción de la hoja informativa:
(comienza el texto)
DEPARTAMENTO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS
Oficina del portavoz
Para publicación inmediata
18 de agosto de 2009
HOJA INFORMATIVA
Acuerdo de Cooperación en Materia de Defensa entre Estados Unidos y Colombia
El 14 de agosto de 2009, los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia llegaron un acuerdo provisional ad referendum sobre un Acuerdo de Cooperación de Defensa (DCA). El acuerdo ahora está en la fase de revisión final antes de su firma.
Estados Unidos y Colombia disfrutan una relación bilateral estrecha y estratégica. La anticipada firma del DCA (formalmente llamado Acuerdo Suplementario de Cooperación, Asistencia Técnica y Seguridad, o SACTA) profundizar la cooperación bilateral en asuntos de seguridad. El DCA facilitará la cooperación bilateral efectiva en Colombia en cuestiones de seguridad, inclusive la producción y tráfico de narcóticos, terrorismo, contrabando ilegal de todo tipo y desastres naturales y catástrofes humanas.
El DCA no permite el establecimiento de ninguna base estadounidense en Colombia. Asegura el acceso continuo de Estados Unidos a instalaciones colombianas específicas que se hayan acordado para poder realizar dentro de Colombia las actividades que mutuamente se haya concertado realizar.
El acuerdo facilita el acceso de Estados Unidos a tres bases de la fuerza aérea colombiana, ubicadas en Palanquero, Apiay y Malambo. El acuerdo también permite el acceso a dos bases navales y dos instalaciones del ejército y si se acuerda mutuamente, a otras instalaciones militares colombianas. Todas estas instalaciones militares están y permanecerán bajo control colombiano. El comando y control, la administración y la seguridad los seguirán efectuando las fuerzas armadas colombianas. Todas las actividades que Estados Unidos lleve a cabo en estas bases colombianas o desde las mismas tendrán lugar solamente con expresa aprobación previa del gobierno colombiano. La presencia de personal estadounidense en estas instalaciones se producirá únicamente cuando sea necesaria y sobre las bases que se hayan acordado mutuamente.
El DCA no señala, anticipa o autoriza un aumento de la presencia de personal militar o civil estadounidense en Colombia.
La presencia del ejército estadounidense y de personal asociado en Colombia se gobierna por estatuto. En octubre de 2004, el Congreso autorizó el destacamento permanente o temporal de hasta 800 miembros del personal militar estadounidense y de hasta 600 contratistas civiles de Estados Unidos. Este límite continuará respetándose rigurosamente. De hecho, en los años recientes la presencia de tal personal estadounidense ha sido de un promedio de la mitad o menos del número autorizado. De manera congruente con las políticas estadounidenses de hacer nacionales las actividades que Estados Unidos apoya al traspasarlas a las autoridades de Colombia, la presencia de personal estadounidense ha ido declinando gradualmente. Estados Unidos espera y está comprometido a que esa tendencia continúe.
A nivel técnico, el DCA armoniza y actualiza acuerdos, prácticas y arreglos bilaterales existentes en materia de seguridad y continúa asegurando las protecciones apropiadas y el estatus del personal estadounidense. La participación bilateral de Estados Unidos y Colombia en la esfera de seguridad se gobierna por las condiciones establecidas en varios acuerdos bilaterales, entre ellos el Acuerdo de Asistencia Mutua de Defensa de 1952, el Acuerdo General de Asistencia Económica, Técnica y Similares de 1962 y acuerdos subsiguientes relacionados de 1974, 2000 y 2004.
(termina el texto)
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov/esp )
LA CUMBRE UNASUR EN BARILOCHE
ANTES DE LA CUMBRE DE BARILOCHE, PUBLICO EN PAGINA/12 UNA CARTA A LOS PRESIDENTES DE UNASUR
Chávez denunció una "contraofensiva del imperio norteamericano"
En una solicitada publicada en Página/12, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, denunció que "el imperio norteamericano" inició "una contraofensiva, antihistórica y retrógrada, con el propósito de revertir la unión, soberanía y la democracia en nuestro continente e imponer la restauración de la dominación imperial en todos los ámbitos de la vida de nuestras sociedades".
CARTA A LOS PRESIDENTES DE LA UNASUR
En nombre del espíritu de Libertad y Justicia de esta suprema época de grandeza que nos convoca en este luminoso presente, quiero extenderles a todos y todas, mi más sincero y fraterno saludo.
Comenzaré recordando que un 10 de agosto de 1809, fue pronunciado por el valeroso Pueblo ecuatoriano, el Primer Grito de su anhelada Independencia en Quito. La misma ciudad en la que hoy, a 200 años de emprendido nuestro incesante proceso de Independencia, nos hemos reunido en razón de responder a un compromiso ineludible y una esperanza concreta: honrar el esfuerzo de toda una generación de libertadores, que trazó el camino de las nuevas repúblicas de Nuestra América.
A la luz y sombra de este germen libertario esparcido por nuestros predecesores en estas imponentes tierras de la Abya Yala, se reanimó la idea de la unión de repúblicas, planteada por El Libertador, durante toda su vida política.
El mismo Bolívar que nos dejara estas premonitorias palabras el 6 de septiembre de 1815, en su Carta de Jamaica, la cual fue dirigida en respuesta al ciudadano Henry Cullen, un súbdito británico residenciado en Falmouth; como una grandiosa bitácora ideológica que por oportuna y verdadera, me permito incluir en estas líneas: Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia.
Revelaba el Padre Bolívar, una de sus grandes angustias: ver unidas a las naciones todas de nuestro ancho y largo continente en la Patria Grande.
El espíritu de la nación de Colombia se expresó por vez primera en la Angostura bañada por nuestro indómito Orinoco, allá en el año de 1819. Surgida de los sueños de Miranda, Colombia fue hecha realidad por nuestro Bolívar aquel año y aunque fue desmembrada, su ánimo, hoy más que nunca, debe expresarse para darnos constancia de que nunca se perderá.
Nuestra Unión era para Bolívar, un pródigo fin, al que se llegaría únicamente a través de efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. Y hoy —a 200 años de aquella enorme gesta histórica—, el nacimiento de Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), es la fiel muestra de que el proceso de liberación de nuestras naciones continúa imponiéndose con más vigor que nunca.
Sin embargo, y trayendo al presente toda esta síntesis histórica, debo decir con absoluta desazón que la unión y la independencia de nuestros países constituye una amenaza para quienes aspiran seguir controlando nuestras riquezas naturales, nuestras economías y nuestra voluntad política, es decir, nuestra soberanía.
Es evidente que, ante los avances progresistas y democráticos en nuestro continente, el imperio norteamericano —que en los últimos cien años ejerció su hegemonía sobre la vida de nuestras repúblicas— ha iniciado una contraofensiva, antihistórica y retrógrada con el propósito de revertir la unión, la soberanía y la democracia en nuestro continente, e imponer la restauración de la dominación imperial en todos los ámbitos de la vida de nuestras sociedades.
En este sentido, compartimos la visión de muchos en Latinoamérica y el mundo: esta contraofensiva se inició el 28 de junio de este año, con el perverso Golpe de Estado cometido en la hermana Patria hondureña. Dicen los militares golpistas de Honduras, y los poderosos voceros conservadores de Washington, que esta operación contra el presidente Zelaya fue una maniobra pensada en función de destruir la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Una alianza que es un proyecto de paz, de justicia social, de unión solidaria, de democracia participativa con y para las mayorías de nuestros países; y a la vez es un proyecto independentista guiado por liderazgos legítimos de los humildes de hoy.
Este infame golpe ha sido respondido dignamente por el Pueblo hondureño, enfrentando la represión y demostrando que son dignos herederos del heroico Morazán que, pasados 200 años, aún vigila.
Por ello, en función de la unidad que nos ha convocado desde siempre, y también siguiendo los acontecimientos de estos últimos tiempos, me permito hacerles un llamado de atención.
Compañeros y compañeras: desde mi Gobierno estamos real y profundamente preocupados por la situación de tensión con la hermana República de Colombia, frente a la instalación de, al menos, siete bases militares norteamericanas en ese entrañable y hermano territorio suramericano.
Queremos denunciar, aquí y ahora, que este hecho es parte de un plan político y militar, orquestado para acabar con el proyecto de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), además de ser la más grande amenaza en este momento histórico, para las infinitas riquezas que yacen en nuestro continente, esto es: el oro negro, nuestro petróleo; el oro azul, las grandes reservas acuíferas; el oro verde, nuestra amazonía.
En los últimos años, hemos denunciado un acoso permanente contra nuestro país y nuestra Revolución Bolivariana, por parte de las elites que dirigen el imperio estadounidense. Nuestro Pueblo ha derrotado —ante el asombro de la opinión internacional— Golpes de Estado, saboteos económicos y la embestida de un descarnado terrorismo mediático de alcance nacional e internacional. Hermanos y hermanas de Suramérica: la justificación política y mediática del gobierno de Colombia y los jefes de estas bases militares son una amenaza concreta a la paz, la independencia y los derechos del Pueblo de Venezuela.
En los últimos días, hemos recibido las manifestaciones de preocupación y de solidaridad de los Pueblos y gobiernos del continente; así como también, de un importante sector de la sociedad colombiana. Creen quienes nos amenazan que pueden detener el curso de la nueva y heroica historia que hoy escribimos en paz: hacernos respetables es la garantía indestructible de vuestros afanes ulteriores por conservarles, dijo José Gervasio Artigas.
Pero, así como hace 200 años nuestros Pueblos hicieron retroceder el decadente imperio español, hoy contamos con superiores condiciones morales y políticas para neutralizar a estos sectores guerreristas y así garantizar que nuestro continente sea una tierra de paz, sin amenaza militar.
Sería un error grave pensar que la amenaza es sólo contra Venezuela; va dirigida a todos los países del Sur del continente, sentencia el compañero Fidel en sus reflexiones tituladas “Siete puñales en el corazón de América”. Geopolíticamente, estamos al Sur de la hegemonía, y es una realidad que, trascendiendo la tendencia política de los gobiernos del mundo, el problema de la guerra concierne a la humanidad entera.
Nunca nuestras angustias han sido secretas, y de esa verdad eterna dio muestra el Apóstol de América, José Martí, al dejar en 1884, para éste nuestro tiempo, una incógnita vigente: ¿Qué somos, General (Máximo Gómez)? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?
No podemos ocultar el clamor de todo el Pueblo colombiano y su deseo de alcanzar la paz en su país. Siete décadas de guerras al interior de Colombia sólo hallarán resolución en una salida política y negociada que respete las garantías y goce del respaldo de toda Suramérica.
El pueblo de Colombia tiene derecho a la paz. No puede pretender una elite servil, cuyo negocio es la guerra en el hermano país, expandir e imponer su conflicto armado con la pretensión de estigmatizar y desestabilizar a los movimientos progresistas y revolucionarios que de manera legítima, democrática y pacífica avanzamos con los sueños y banderas de los libertadores, a cumplir las tareas aún pendientes de unión, justicia e independencia.
No creemos en una sociedad carente de conflictos, eso sería una entelequia, pero entendemos que estamos llamados a asumir mejores conflictos, a reconocerlos y contenerlos, de vivir no a pesar de ellos sino productiva e inteligentemente con ellos. Sólo un pueblo escéptico, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz, parafraseando a nuestro hermano colombiano Estanislao Zuleta.
Y si queremos una paz verdadera, debemos responder a tiempo con claridad y valentía a las necesidades más sentidas de nuestros Pueblos.
Llegó la hora de Suramérica, la hora de UNASUR, confiamos en la capacidad política de nuestra naciente unión para enfrentar en la actualidad esta amenaza, que compromete el porvenir de nuestras repúblicas, el porvenir de nuestros Pueblos y el porvenir de toda la humanidad.
Sigamos, pues, compañeras y compañeros, la máxima de Bolívar, constituyamos ese gran Pacto Americano que, formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas.
Fraternalmente,
Hugo Chávez Frías
jueves, 27 de agosto de 2009
¿QUÉ SE DIRIME EN BARILOCHE? UNASUR
Qué se dirime en Bariloche
Por Luis Bilbao, Director de América XXI
Artículos de América XXI editados en Rebanadas:
Rebanadas de Realidad - América XXI, 26/08/09.- Los presidentes de las 12 naciones suramericanas se reunirán en pocas horas más en Bariloche. Una porción ínfima de la ciudadanía conoce la trascendencia del tema a debatir en esta reunión de emergencia.
Hay motivos para la ignorancia. La historia registrará la conducta en esta coyuntura de políticos, analistas y medios de comunicación, como un caso sobresaliente de irresponsabilidad y enajenación. Arrastrados por intereses inmediatos, el grueso de ellos o bien ha guardado silencio, o bien se ha prestado a burdas maniobras diversionistas que ocultan la magnitud del problema: Estados Unidos avanza por el camino de la guerra en América Latina y el Caribe.
Ya no es un mandatario brutal quien habita la Casa Blanca. Ya no gobierna en Estados Unidos el partido identificado públicamente con el complejo militar-industrial. Pero Washington amenaza sistemática, inexorablemente, con la guerra en nuestros países. Eso es la reactivación de la IV Flota de la US Navy en las aguas del Caribe. Eso es el golpe de Estado en Honduras. Eso es la instalación de siete bases militares en Colombia. De modo que queda claro: la dinámica belicista en la que Estados Unidos ha embarcado al mundo en los últimos años, con aceleración irracional desde fines de 2001, no tiene como motor a tal o cual presidente, sino a la crisis estructural del sistema, que les estalló en las manos un año atrás. Queda claro que el capitalismo imperialista nos lleva a la guerra.
De esto se discutirá en Bariloche. El resultado dependerá de la posición que adopten gobernantes hasta ahora indefinidos, ambiguos. Los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador ya se han expedido sin rodeos exigiendo que Unasur se pronuncie contra la intalación de las bases en Colombia. Los de Perú y, naturalmente, Colombia, siguen el dictado de Washington. Los restantes navegan en el estrecho espacio de la complicidad, la perplejidad y el temor. Excepto en los tres primeros países mencionados, la ciudadanía no ha sido informada por sus gobernantes; tanto menos convocada a analizar y debatir tamaña encrucijada histórica. Ése ya es un dato por demás elocuente acerca de convicciones y metodologías de quienes ocupan los más altos cargos. Dicho sea de paso, la elección de una pequeña ciudad del extremo austral argentino, repite la táctica de otras cumbres que huyen de lugares poblados y de fácil acceso para impedir la participación ciudadana. Cabe temer que las sesiones de debate no sean televisadas siquiera para los periodistas acreditados. Si así ocurriera, el escamoteo sería total. Y el crimen perfecto.
Por eso cobra especial relevancia una propuesta lanzada como piedra de David por el presidente boliviano Evo Morales: “¿por qué no ir a un referendo en Suramérica?”, propuso ante una concentración de pobladores de Coipasa, en el sur andino boliviano. El argumento es llano: “que los pueblos digan sí o no; que el pueblo decida y no que el imperio imponga sobre las bases militares”.
Se trata de una reivindicación estrictamente democrática, que nadie comprometido con el republicanismo y los propósitos de Unasur podría negar: ¿cómo en una Unión de Naciones se podría admitir que un gobierno ceda el territorio de su país para la instalación de bases militares extranjeras, tanto menos estadounidenses? ¿cómo oponerse a una resolución democrática de la ciudadanía involucrada?
Una de las incógnitas que quedará aclarada en Bariloche, por tanto, es si los participantes de esa gran conquista histórica que es Unasur conciben efectivamente una unión suramericana. La otra, dirá acerca del compromiso de cada quién con la democracia allí donde ésta cuenta.
Quedará dirimido igualmente, positiva o negativamente, un tercer aspecto clave de la coyuntura histórica: el alineamiento geopolítico y estratégico de cada gobierno. Los tiempos de la demagogia y la prestidigitación se han agotado. Nadie podrá hablar de paz, crecimiento, democracia, soberanía y justicia, si no suma su voz a la de quienes condenan las bases en Colombia, el golpe de Estado en Honduras y la descontrolada agresividad mediática del imperialismo con todo su dispositivo hemisférico, pero además de condenar verbalmente, toma medidas efectivas para impedir esta carrera hacia el abismo.
Los y las presidentes de Unasur deben asumir una responsabilidad que no admite dilación ni subterfugios. Pero allí no acaban las exigencias de la hora: partidos, sindicatos, organizaciones sociales de todo género y dimensión, periodistas, intelectuales, estudiantes, trabajadores, tenemos la obligación de observar con lupa lo que ocurra en Bariloche, transmitirlo a cientos de millones de compatriotas, acompañar a los gobiernos que salgan en defensa de sus pueblos y, desde las raíces mismas de la sociedad, con la participación de todos, llevar a cabo la gran tarea de unión suramericana, con prescindencia de los gobiernos que defeccionen en esta hora crucial.
Por Luis Bilbao, Director de América XXI
Artículos de América XXI editados en Rebanadas:
Rebanadas de Realidad - América XXI, 26/08/09.- Los presidentes de las 12 naciones suramericanas se reunirán en pocas horas más en Bariloche. Una porción ínfima de la ciudadanía conoce la trascendencia del tema a debatir en esta reunión de emergencia.
Hay motivos para la ignorancia. La historia registrará la conducta en esta coyuntura de políticos, analistas y medios de comunicación, como un caso sobresaliente de irresponsabilidad y enajenación. Arrastrados por intereses inmediatos, el grueso de ellos o bien ha guardado silencio, o bien se ha prestado a burdas maniobras diversionistas que ocultan la magnitud del problema: Estados Unidos avanza por el camino de la guerra en América Latina y el Caribe.
Ya no es un mandatario brutal quien habita la Casa Blanca. Ya no gobierna en Estados Unidos el partido identificado públicamente con el complejo militar-industrial. Pero Washington amenaza sistemática, inexorablemente, con la guerra en nuestros países. Eso es la reactivación de la IV Flota de la US Navy en las aguas del Caribe. Eso es el golpe de Estado en Honduras. Eso es la instalación de siete bases militares en Colombia. De modo que queda claro: la dinámica belicista en la que Estados Unidos ha embarcado al mundo en los últimos años, con aceleración irracional desde fines de 2001, no tiene como motor a tal o cual presidente, sino a la crisis estructural del sistema, que les estalló en las manos un año atrás. Queda claro que el capitalismo imperialista nos lleva a la guerra.
De esto se discutirá en Bariloche. El resultado dependerá de la posición que adopten gobernantes hasta ahora indefinidos, ambiguos. Los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador ya se han expedido sin rodeos exigiendo que Unasur se pronuncie contra la intalación de las bases en Colombia. Los de Perú y, naturalmente, Colombia, siguen el dictado de Washington. Los restantes navegan en el estrecho espacio de la complicidad, la perplejidad y el temor. Excepto en los tres primeros países mencionados, la ciudadanía no ha sido informada por sus gobernantes; tanto menos convocada a analizar y debatir tamaña encrucijada histórica. Ése ya es un dato por demás elocuente acerca de convicciones y metodologías de quienes ocupan los más altos cargos. Dicho sea de paso, la elección de una pequeña ciudad del extremo austral argentino, repite la táctica de otras cumbres que huyen de lugares poblados y de fácil acceso para impedir la participación ciudadana. Cabe temer que las sesiones de debate no sean televisadas siquiera para los periodistas acreditados. Si así ocurriera, el escamoteo sería total. Y el crimen perfecto.
Por eso cobra especial relevancia una propuesta lanzada como piedra de David por el presidente boliviano Evo Morales: “¿por qué no ir a un referendo en Suramérica?”, propuso ante una concentración de pobladores de Coipasa, en el sur andino boliviano. El argumento es llano: “que los pueblos digan sí o no; que el pueblo decida y no que el imperio imponga sobre las bases militares”.
Se trata de una reivindicación estrictamente democrática, que nadie comprometido con el republicanismo y los propósitos de Unasur podría negar: ¿cómo en una Unión de Naciones se podría admitir que un gobierno ceda el territorio de su país para la instalación de bases militares extranjeras, tanto menos estadounidenses? ¿cómo oponerse a una resolución democrática de la ciudadanía involucrada?
Una de las incógnitas que quedará aclarada en Bariloche, por tanto, es si los participantes de esa gran conquista histórica que es Unasur conciben efectivamente una unión suramericana. La otra, dirá acerca del compromiso de cada quién con la democracia allí donde ésta cuenta.
Quedará dirimido igualmente, positiva o negativamente, un tercer aspecto clave de la coyuntura histórica: el alineamiento geopolítico y estratégico de cada gobierno. Los tiempos de la demagogia y la prestidigitación se han agotado. Nadie podrá hablar de paz, crecimiento, democracia, soberanía y justicia, si no suma su voz a la de quienes condenan las bases en Colombia, el golpe de Estado en Honduras y la descontrolada agresividad mediática del imperialismo con todo su dispositivo hemisférico, pero además de condenar verbalmente, toma medidas efectivas para impedir esta carrera hacia el abismo.
Los y las presidentes de Unasur deben asumir una responsabilidad que no admite dilación ni subterfugios. Pero allí no acaban las exigencias de la hora: partidos, sindicatos, organizaciones sociales de todo género y dimensión, periodistas, intelectuales, estudiantes, trabajadores, tenemos la obligación de observar con lupa lo que ocurra en Bariloche, transmitirlo a cientos de millones de compatriotas, acompañar a los gobiernos que salgan en defensa de sus pueblos y, desde las raíces mismas de la sociedad, con la participación de todos, llevar a cabo la gran tarea de unión suramericana, con prescindencia de los gobiernos que defeccionen en esta hora crucial.
sábado, 22 de agosto de 2009
LOS MAPAS DE LA HEGEMONIA DEL IMPERIO SOBRE AMERICA LATINA
Clarísimo el trabajo de la investigadora mexicana Dra. Ana Ester Ceceña. Si se analizan los mapas de recursos (agua, petróleo, biodeviersidad) dónde están ubicados, relacionandolo con los movimientos sociales y la presencia de bases norteamericanas, las conclusiones son muy claras y para tomar en consideración.
Los mapas están en http://www.visionesalternativas.com/militarizacion/mapas/mapahegem.htm
LAS BASES NORTEAMERICANAS EN COLOMBIA: UN AVANCE DE AMERICA PARA LOS AMERICANOS
La Jornada (Mexico) -
FARC, blanco para tropas de EU que operarán
en bases de Colombia: embajador Brownfield
http://www.jornada.unam.mx/2009/08/20/index.php?section=mundo&article=023n1mun
Afp, Dpa y Pl
Bogotá, 19 de agosto. El embajador estadunidense en Bogotá, William Brownfield, anunció que las tropas de su país en las operaciones antidrogas que realizarán desde bases colombianas por un acuerdo entre los dos países incluirán también como blanco a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Agregó que el ejército estadunidense “no tiene interés” en realizar operaciones en la frontera del país caribeño, pero en dado caso, se consultará previamente a las naciones vecinas.
En entrevista con el diario El Tiempo, de Bogotá, Brownsfield sostuvo que nunca fue intención de Estados Unidos causar nerviosismo en la región al acordar el uso de siete bases militares en territorio colombiano.
“Lo que hemos hecho, como dijo claramente el presidente Obama, es actualizar unos acuerdos que hemos tenido con Colombia desde 1952. Esta cuestión es absolutamente bilateral. No tenemos nada qué esconder. Estamos dispuestos a explicar el acuerdo en el momento correcto. Quiero decir que podremos compartir el texto con cualquier gobierno en el mundo que quiera verlo”.
Agregó que “la mejor manera de explicarlo es citando lo que dijo Obama, al señalar que este es un acuerdo para asegurar la mejor colaboración posible entre Colombia y Estados Unidos”.
Brownfield dijo que la garantía que algunos países sudamericanos están pidiendo, de que no habrá injere ncia por Estados Unidos en el hemisferio a partir de sus operaciones en Colombia, es que Obama ha reiterado su intención de no hacerlo.
“Si alguien quiere decir que no cree en el presidente estadunidense, está en derecho, pero yo creo que es un hombre responsable, honesto, transparente y ha sido muy claro y muy específico en esa área”, dijo el embajador.
“La verdad, esto no es nuevo. Estamos y hemos estado colaborando con el gobierno colombiano en estas cuestiones desde hace por lo menos 10 años (desde el Plan Colombia), y de hecho por décadas antes de eso, y nunca hemos usado esa colaboración para misiones fuera de Colombia”. señaló.
“Si me pregunta si las misiones van a aprovecharse de este acuerdo y en el futuro van a incorporar a las FARC en su zonas de blanco, la respuesta es sí, sin duda alguna”, aseguró Brownfield, quien añadió que Estados Unidos será cuidadoso en cuanto a los países vecinos.
“Le puedo garantizar que cualquier actividad nuestra, bajo este acuerdo bilateral, no va a acercarse a las fronteras sin la autorización específica de todos los gobiernos involucrados”, apuntó, y agregó: “No tenemos el menor deseo de hacer cualquier operación cerca de la frontera de Colombia con cualquier otra región”.
Al mencionársele que el presidente Hugo Chávez ha dicho cosas como “hay vientos de guerra”, “ estamos listos para la guerra”, Brownfield señaló: “Creemos que es mejor no hablar de guerra, es mejor hablar de una visión más positiva, de comercio, de colaboración contra la droga ilícita o contra el terrorismo, de desarrollo económico, de colaboración en cuestiones de seguridad en vez de hablar de una visión negativa”.
Añadió que existen “la Convención de Ginebra, los convenios internacionales de derechos humanos o derechos políticos y civiles, la carta democrática de la Organización de Estados Americanos, y al final es mucho mejor hablar de esos instrumentos que hablar de los vientos de guerra que estarían soplando”.
Aseguró que las FARC “reciben el rechazo de algo así como 99 por ciento de la población de Colombia, porque el pueblo colombiano rechaza este concepto de guerra como el mecanismo para responder resolver las situaciones económicas y sociales. Yo creo que se puede aplicar esa misma lección en el diálogo entre gobierno y países del hemisferio”.
Por lo pronto, el presidente Chávez rechazó la noche del pasado martes las declaraciones de la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, en el sentido de que Estados Unidos no busca tener bases militares en Colombia, sino acceso a las mismas, al reiterar que esas instalaciones son parte de una estrategia de Washington para apoderarse de los recursos naturales de América Latina.
Se trata, d ijo el mandatario venezolano, del comienzo de un plan que prevé para 2025 un amplio despliegue del poderío militar de Estados Unidos, de acuerdo con una estrategia definida en 1992 para tapar lo que (sus ideólogos) consideran brechas en la dominación mundial.
miércoles, 19 de agosto de 2009
ACUIFERO GUARANÍ
Varios sitios
mapa (recomendado) del sistema del acuífero en http://www.aguayvida.org/home/downloads/guaraniesquema.pdf
y también en
http://www.rel-uita.org/agricultura/ambiente/agua/acuifero/mapa.htm
investigación hidro-geológica en
http://www.gl.fcen.uba.ar/investigacion/grupos/hidrogeologia/hidrogeologia/Guarani.htm
http://educasitios.educ.ar/grupo270/?q=node/53
nota de diario de Paraná
http://www.elparanaense.com.ar/ep/index.php?option=com_content&task=view&id=1043&Itemid=1
noticias 2008 del acuífero
http://www.cemida.com.ar/conversion%20pdf/NOTICIASSOBREELACUIFEROGUARANI.pdf
mapa (recomendado) del sistema del acuífero en http://www.aguayvida.org/home/downloads/guaraniesquema.pdf
y también en
http://www.rel-uita.org/agricultura/ambiente/agua/acuifero/mapa.htm
investigación hidro-geológica en
http://www.gl.fcen.uba.ar/investigacion/grupos/hidrogeologia/hidrogeologia/Guarani.htm
http://educasitios.educ.ar/grupo270/?q=node/53
nota de diario de Paraná
http://www.elparanaense.com.ar/ep/index.php?option=com_content&task=view&id=1043&Itemid=1
noticias 2008 del acuífero
http://www.cemida.com.ar/conversion%20pdf/NOTICIASSOBREELACUIFEROGUARANI.pdf
CRÍTICAS AL ACUERDO COLOMBIANO-ESTADOUNIDENSE
RADIO NEDERLAND WERELDOMROEP
19/08/09
Críticas al acuerdo colombiano-estadounidense
Artículos de Radio Nederland editados en Rebanadas:
Rebanadas de Realidad - Radio Nederland, 19/08/09.- Un inminente acuerdo entre Bogotá y Washington, que autoriza el uso de bases militares norteamericanas en Colombia, ha desatado una ola de críticas en la región.
Ante ello el Presidente colombiano, Álvaro Uribe, explicó que su intención "no es proponer tensiones internacionales, sino demandar ayuda práctica para derrotar el terrorismo".
A su turno la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, aclaró -tras el encuentro que sostuvo con su par colombiano Jaime Bermúdez- que "Estados Unidos no tiene ni busca bases dentro de Colombia". La negociación del nuevo acuerdo para el uso de siete bases colombianas, con una duración de 10 años, concluyó la pasada semana pero, está aún pendiente de ser rubricado.
Para los adversarios del acuerdo, como los mandatarios de Venezuela y Ecuador, Hugo Chávez y Rafael Correa, respectivamente, la presencia militar estadounidense abre la posibilidad de emplear las bases para lanzar ataques contra ellos, tal como ocurrió durante la guerra de los "contras" en la que Honduras fue usada como plataforma para la lucha contra el entonces gobierno sandinista de Nicaragua.
lunes, 17 de agosto de 2009
IMPERIO, BASES Y ACUMULACIÓN. NOTA DE LA JORNADA DE MÉXICO
Imperio, bases y acumulación por desposesión
Raúl Zibechi
http://www.jornada.unam.mx/2009/08/14/index.php?section=opinion&article=018a1pol
Cuando George W. Bush decidió restablecer la Cuarta Flota, la decisión parecía una perla más del largo collar de acciones militaristas que caracterizaron su administración. Ahora que Barack Obama se apresta a desplegar las fuerzas del Comando Sur en siete bases militares colombianas, es posible que algunos se sientan traicionados por los buenos modos con que engalanó sus primeros meses en la Casa Blanca. Más difícil es asumir que hay continuidades entre ambas administraciones, y que no se deben a alguna intrínseca maldad de los presidentes.
Tanto el Plan Colombia como las negociaciones para utilizar las siete bases se toman entre pequeños grupos de "especialistas" y cuando ya está todo decidido se somete a una votación parlamentaria que difícilmente hace otra cosa que avalar decisiones ya tomadas. Ese funcionamiento está en el corazón de las actuales democracias.
La diplomacia brasileña, consciente de que el despliegue del Comando Sur va contra la hegemonía de Brasil en Sudamérica, ha formulado una pregunta incómoda. Si el presidente Álvaro Uribe asegura que las FARC están muy disminuidas y al borde de la aniquilación, ¿cómo se justifica el incremento de la presencia militar estadunidense? No hay respuesta porque el objetivo no son las FARC ni el narcotráfico, sino la intensificación del control del continente y de las rutas que se dirigen hacia África, como plantea sin vueltas el informe 2009 Global En Route Strategy, de la fuerza aérea.
En América Latina y África hay una feroz competencia por los bienes comunes: agua, biodiversidad, minerales, combustibles fósiles, monocultivos para biocombustibles. La región andina proporciona 25 por ciento del petróleo que consume Estados Unidos y la Amazonia contiene buena parte de las riquezas que, si se las apropiara, podrían alargar la vida del debilitado imperio estadunidense. La reciente oferta de la petrolera estatal china por 84 por ciento de Repsol YPF muestra que la lucha por los energéticos se desarrolla con toda ferocidad en Sudamérica. La región andina, plagada de emprendimientos mineros canadienses y estadunidenses, es un espacio decisivo para la consolidación de las multinacionales mineras en busca de oro y metales estratégicos.
La segunda cuestión se relaciona con introducir una cuña entre los países de Unasur y China, Rusia e Irán. Pero de modo muy particular entre Brasil y China, que sostienen una alianza estratégica desde 1990, o sea, antes de la llegada de Lula. "Hace unos 20 años, China era el decimosegundo socio de América Latina, cuyo volumen comercial apenas superaba 8 mil millones de dólares, pero desde 2007 ocupó la segunda posición, multiplicando por 13 aquella cifra y ahora sobrepasa 100 mil millones de dólares", señala Diario del Pueblo (11/8/09). Este año China se convirtió en el primer socio comercial de Brasil, superando a Estados Unidos. Además ha fortalecido lazos comerciales con Venezuela, Argentina y Ecuador.
Controlar las redes por las que circula ese conjunto de mercancías es un objetivo no declarado del nuevo despliegue militar del Comando Sur. En vista del discurso de la Casa Blanca y del gobierno de Uribe, de que no habrá bases militares de Estados Unidos en suelo colombiano, sino "sólo" la utilización de instalaciones, hay que recordar que el concepto de base militar de la guerra fría ya no es operativo. Las enormes concentraciones humanas y de aparatos, fijas e inmóviles, han quedado en desuso por las nuevas tecnologías, pero sobre todo por los objetivos trazados por el Pentágono, consistentes en el control a distancia y la disuasión, dejando la intervención directa para casos excepcionales. Esto pasa por labrar buenas relaciones con los gobiernos que les permitan fácil y rápido acceso a instalaciones para desplegar batallones en cuestión de horas.
En tercer lugar, deben destacarse cambios en el funcionamiento del sistema capitalista en las últimas tres décadas, que otorgan primacía al capital financiero. Hacia mediados de la década de 1970 se produjo una mutación, que es una respuesta a la ofensiva de las "clases peligrosas" para el dominio del capital. Al transmutar el capital productivo en capital financiero, el sistema abandona la reproducción ampliada –como eje de la acumulación– por la acumulación por desposesión, término acuñado por el geógrafo David Harvey. De ese modo la principal forma de acumulación tiene ciertos parecidos con la acumulación originaria que estudiara Marx en los albores del capitalismo.
En buen romance esto significa: robo, despojo, apropiación. Va de la mano del abandono de los Estados de Bienestar, el mayor intento por integrar y controlar a los de abajo ensayado por el sistema. Del mismo modo, y por las mismas razones, la democracia liberal pierde interés, ya que no asegura que, sin estados benefactores, los de abajo no se rebelen. Crisis de los mecanismos de integración, crisis de los partidos y sindicatos, crisis de las democracias, que, en adelante, son apenas regímenes electorales para otorgar cierta legitimidad a los que gobiernan.
En Sudamérica, dos proyectos pretenden rediseñar el continente desde arriba: el control riguroso de los de abajo y la apropiación de los bienes comunes. Son dos caras de un mismo proyecto de prolongación indefinida de la dominación imperial. Para eso se multiplican las bases militares y se busca convertir a Colombia en plataforma principal de la dominación sin hegemonía. Salir de este estado de cosas es imprescindible y urgente porque está en juego la sobrevivencia de los pueblos. Es necesario profundizar la integración regional y evitar que se sigan instalando bases. Pero también hay que romper la lógica de la acumulación por desposesión, algo que en nuestro continente sólo Cuba ha sido capaz de realizar.
COMO UN CABALLO DE TROYA
« El Tratado de Lisboa es un caballo de Troya
El aporte de Pablo Freire a la pedagogía crítica »
¡Confirmado! El SouthCom organizó el derrocamiento del presidente Zelaya en Honduras
17 de Agosto de 2009 | Autor: BlackSwan
En la edición del 29 de junio de 2009 de la “RedVoltaire”, Thierry Meyssan indicaba que el SouthCom [El Comando Sur de la fuerzas armadas de Estados Unidos. NdT.] había organizado el derrocamiento del presidente José Manuel Zelaya, en Honduras [1]. La edición francesa de su articulo indicaba además, en un pie de foto (que desgraciadamente no aparece en algunas versiones a otros idiomas) que la base estadounidense de Soto Cano (en Honduras) se encuentra bajo la dirección del coronel Richard A. Juergens, el mismo que supervisó en 2004 el derrocamiento del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, conforme al mismo escenario.
Ambas informaciones, que tuvieron amplia repercusión en la prensa internacional, fueron desmentidas por el Departamento de Estado, que negó toda implicación estadounidense en el golpe de Estado militar.
Pero el plan de vuelo del avión utilizado para expulsar al presidente Zelaya de su propio país fue dado a conocer, el 14 de agosto de 2009, por el presidente nicaragüense Daniel Ortega. Y ese documento demuestra que el avión despegó de la base militar estadounidense de Soto Cano (antiguamente conocida como Palmerola).
[1] «El SouthCom toma el poder en un Estado del ALBA», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 29 de junio de 2009.
URIBE ES UN PELIGRO PARA AMÉRICA LATINA
PENSANDO EN VOZ ALTA, por
Ingrid Storgen
Desde hace unos días no hago más que pensar sobre la próxima reunión de UNASUR en Bariloche, lugar paradisíaco de la geografía argentina y lo suficientemente alejado de la ciudad de Buenos Aires -1580 y tantos km- como para evitar molestas movilizaciones de repudio a algún genocida suelto, invitado, incomprensiblemente, a la reunión de jefes y jefas de estado preocupados, como corresponde, por la instalación de bases militares gringas en Colombia.
Si mal no recuerdo el gobierno argentino propuso a Buenos Aires como sede del encuentro, sugiriendo que se lo invite a Álvaro Uribe Vélez, ausente de la reunión de UNASUR, en Quito, el pasado 10 de agosto, aunque sí estuviera una representante del gobierno quien trató de tranquilizar a los presidentes explicando el motivo por el cual Colombia permitiría la instalación de 7 nuevas bases militares norteamericanas en su tierra, pero que ocultara muy bien el verdadero motivo de la instalación.
Digo pensando en voz alta, porque realmente no comprendo el motivo de la invitación al asesino que si bien respondió que la acepta, se preocupó por dejar en claro que no va a permitir que se juzgue a Colombia, desconociendo que de ninguna manera es Colombia la juzgada por la humanidad, sino su gobierno, debería tener bien clara la diferencia.
Y no comprendo porque sinceramente me resulta inadmisible que gobiernos en riesgo inminente de ser atacados, llamen al aliado máximo de los ideólogos del crimen y el terror. Resulta tan extraño a mi juicio, tan absurdo como si los descendientes de los masacrados por Hitler hubieran pensado alguna vez llamarlo para que aclare sus crímenes, sabiendo que no existe aclaración posible.
O igual que si a alguien se le ocurriera llamar al gobierno estadounidense para que aclare los asesinatos masivos en Irak o Afganistán, o incluso los motivos que tuvieron para ejecutar el golpe de estado en Honduras.
Es deducible que quien lleva a cabo exterminios masivos siempre encontrará la excusa como para que algún alma desmemoriada acepte la misma y todo pase al arcón de los malos recuerdos.
Estoy segura que la instalación de esas bases y el proyecto que se encubre a partir de esa acción, pone en riesgo a todos los gobiernos latinoamericanos. Por supuesto a algunos directa e inminentemente, con otros no parecería que exista ese riesgo porque al fin, aunque solapadamente, cumplen las expectativas, pero que de no resultarles útiles en algún momento puntual, pues no quepan dudas que vayan también tras ellos, como galgo tras la presa. Latinoamérica hoy está llena de presas y de recursos naturales…
Para algunos presidentes la reunión venidera debe contribuir a superar divergencias entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, para otros mucho más objetivos y analíticamente profundos, se trata de un peligro real aunque no parezca visualizado en su dimensión concreta por los primeros, lo cual nos lleva a desear desde lo más hondo de nuestros corazones que estos se detengan a pensar profundamente.
Cuando el gobierno colombiano en complicidad con tropas norteamericanas realizó la incursión militar violando soberanía ecuatoriana, ni se molestaron en dar explicaciones acerca de por qué se atrevieron a semejante atrocidad. Tampoco invitaron a cumbre alguna a nadie, actuaron y listo y los demás a llorar a sus víctimas, unas más entre tantas. Otros a protestar tan tibiamente como para que hoy estén instaladas las nuevas bases.
Cuando el gobierno colombiano mata a su pueblo, arroja falsos positivos en esas calles olvidadas por el mundo y los gobiernos hoy en riesgo, encarcela a luchadores, persigue, desplaza campesinos, agrede a las comunidades indígenas y nadie más que otros luchadores hermanados con el dolor del pueblo colombiano levantan sus voces, tal vez algunos y algunas piensen que las acciones tienen que ver con la soberanía de Colombia y nadie puede entrometerse en ella. Razonamiento absurdo pero histórico aunque no reflejado con las mismas palabras.
Uribe ya dejó su mensaje explícito con la soberbia de quien se siente impune: irá a la reunión pero aclarando que no jodan con eso de “ponernos en el banquillo de los acusados” “Simplemente las bases son un proyecto de colaboración para la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico”, comparable con el fracasado Plan Colombia.
Visto y considerando todo esto ¿hacía falta invitar al genocida para que aclare lo inaclarable, o para que justifique lo injustificable, cuando cada minuto de demora de América Latina es un minuto de avance para las hordas fascistas instaladas en la región y listas para aplicar su zarpazo final?
¿Hacía falta citarlo en vez de repudiarlo cuando sabido es que ya mismo están tras la Revolución Bolivariana reflejada en Chávez, Correa y Evo Morales? ¡¡¡Caramba, un poco de solidaridad, hermanos!!! Ya dejémonos de centro y de izquierda que el barco hace agua y en la tempestad nos ahogamos todos.
No hacía falta invitarlo. Estoy segura que a los asesinos debe dárseles, sin dilación, estatus de tal, así como ellos aplican estatus de terrorista a quienes se niegan a un futuro de intromisión, a quienes rechazan los golpes de estado, a quienes sueñan un futuro sin agresiones y agitan banderas de paz con justicia social para sus pueblos.
Sigo pensando en voz alta, no entiendo, o será que me niego a entender el porqué de tanto miedo para resolver lo inminente. En Colombia se instalan siete bases militares gringas, señores, contra esas sólo queda un discurso firme, rotundo, unitario.
La flojedad dejémosla para una tarde de paseíto en el shopping que acá lo que viene es de terror y no darse cuenta de ello invita a dos reflexiones: o son estúpidos o serán los próximos aliados del genocidio.
Se sienten aires de guerra, la guerra mata, es hora de tenerlo en claro…
Agosto 16 de 2009: mientras se huele guerra a gran escala y habrá responsables de ello.
ahoraporellos@yahoo.es
URIBE ES UN PELIGRO PARA LATINOAMÉRICA
domingo, 16 de agosto de 2009
LA ESCUELA DE LAS AMÉRICAS Y EL GOLPE EN HONDURAS
La Escuela de las Américas y el golpe en Honduras
Por: Kristin Bricker
La crisis en Honduras comenzó cuando los militares se negaron a distribuir urnas de voto para el sondeo de opinión sobre una nueva Constitución. El presidente Zelaya despidió al jefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Orlando Vásquez Velásquez, quien se negó a dimitir. Los jefes de todas las ramas de las fuerzas armadas hondureñas renunciaron en solidaridad con Vásquez. Vásquez, sin embargo, se negó a renunciar, fortalecido por el apoyo del Congreso y un dictamen de la Corte Suprema que lo reincorporó. Vásquez sigue controlando las fuerzas armadas.
Vásquez, junto con otros dirigentes militares, se graduó en la Escuela de las Américas (SOA, por sus siglas en inglés), de EE.UU. Según una base de datos de School of the Americas Watch compilada de información obtenida del gobierno de EE.UU., Vásquez estudió en la SOA por lo menos dos veces: una vez en 1976 y otra en 1984.
El jefe de la Fuerza Aérea, general Luis Javier Prince Suazo, estudió en la SOA en 1996. La Fuerza Aérea ha sido un protagonista central en la crisis hondureña. Cuando los militares se negaron a distribuir las urnas de voto para el sondeo de opinión, las urnas fueron almacenadas en una base de la Fuerza Aérea hasta que ciudadanos acompañados por Zelaya las rescataron. Zelaya informa que después de su secuestro por soldados, lo llevaron a una base de la Fuerza Aérea, donde fue puesto en un avión y enviado a Costa Rica.
El congresista Joseph Kennedy ha declarado: "La Escuela de las Américas del Ejército de EE.UUŠ. es una escuela que ha producido más dictadores que cualquier otra escuela en la historia del mundo."
La Escuela de las Américas tiene una larga, tortuosa historia en Honduras. Según School of the Americas Watch, "En 1975, el graduado de la SOA, general Juan Melgar Castro se convirtió en dictador militar de Honduras. De 1980 a 1982 el régimen dictatorial hondureño fue encabezado por otro graduado de la SOA, Policarpo Paz García, quien intensificó la represión y los asesinatos por el batallón 3-16, uno de los escuadrones de la muerte más temidos en toda Latinoamérica, fundado por graduados de la SOA con la ayuda de graduados argentinos de la SOA)."
El general hondureño Humberto Regalado Hernández está representado en la Galería de la Fama de la SOA. Como jefe de las fuerzas armadas, se negó a actuar contra soldados involucrados en el escuadrón de la muerte Batallón 3-16.
School of the Americas Watch señala que la SOA no está involucrada por primera vez en golpes latinoamericanos. "En abril de 2002, el gobierno democráticamente elegido de Chávez en Venezuela fue brevemente derrocado, y los [soldados] entrenados en la SOA, Efraín Vásquez Velasco, ex comandante del ejército, y el general Ramírez Poveda, fueron protagonistas clave en el intento de golpe."
Según School of the Americas Watch, "durante sus 58 años, la SOA ha entrenado a más de 60.000 soldados latinoamericanos en técnicas de contrainsurgencia, pericia como francotiradores, guerra de comandos y psicológica, inteligencia militar y tácticas de interrogatorio. Colombia, con más de 10.000 soldados entrenados en la escuela, es el principal cliente de la SOA. Colombia tiene actualmente el peor historial de violaciones de los derechos humanos en Latinoamérica."
(*) Kristin Bricker es corresponsal basada en México de Narco News. También forma parte del colectivo Rebel Imports que vende textiles, café y miel de comercio justo de las cooperativas zapatistas. Para contactos con Kristin escriba a krisbricker@gmail.com . Su blog personal es http://mywordismyweapon.blogspot.com
sábado, 8 de agosto de 2009
MEDALLA DE LA LIBERTAD PARA ALVARO URIBE VELEZ?
Bases norteamericanas en Colombia y la Quinta Fuerza Armada del Pentágono
http://www.colombiaparatodos.net/noticia-colombia-bases_norteamericanas_en_colombia_y_la_quinta_fuerza_armada_del_pentagono-id-8267.htm
¿ Medalla de la libertad para Álvaro Uribe Vélez ?
De: boletin-dh-owner@lists.riseup.net en nombre de Info Inredh (info@inredh.org)
Juan Roque - Mopassol
Apenas unos días antes de dejar el gobierno, en una ceremonia en la Casa Blanca, el entonces presidente George W. Bush, le otorgó al presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez la distinción civil más alta que puede otorgar el Presidente de Estados Unidos. “Honramos a Álvaro Uribe Vélez por su compromiso con la libertad, la democracia y el Estado de Derecho”, acto seguido el Gobierno norteamericano le entregó la Medalla de la Libertad.
Con la nueva administración del presidente Obama, Uribe se propuso intensificar los lazos con Estados Unidos; para ello propuso cinco iniciativas: reforzar la lucha contra el narcotráfico, profundizar la lucha contra el lavado de dinero, luchar contra la corrupción y una reforma jurídica para luchar contra el narco lavado. Casi la agenda completa norteamericana para América Latina. Uribe hace honor a la medalla de la libertad.
Leer Boletín www.inredh.org
Base de Malambó – Colombia
Tomado de Gogle Earth
Bases norteamericanas en Colombia: un collar explosivo
De: Marina Menéndez Quintero (Juventud Rebelde)
Como cuentas de un colgante roto, las bases que Estados Unidos planea usar en ese país sudamericano se desgranan por el centro y el noroeste del territorio, y amenazan a toda Latinoamérica. Inconforme como unos cuantos en Colombia, un político opositor ha estimado que conceder nuevas zonas de su territorio al uso de los militares de Estados Unidos, será como brindar el balcón de la casa a un extraño para que fisgonee al vecino.
Pero el acuerdo entre Washington y Bogotá, que abrirá las puertas de entre tres y cinco enclaves de las fuerzas armadas de Colombia a los norteamericanos, dejará al Pentágono aún más altos y jugosos dividendos que la vigilancia mera.
La alarma empezó a rodar hará unas dos semanas, cuando el general Freddy Padilla —encargado del ministerio de Defensa colombiano después de la renuncia de Juan Manuel Santos—, confirmó la existencia de las negociaciones que transcurren hace meses, y de las que queda solo una última y quinta ronda.
Aunque se mascullaba desde hace un año que, en efecto, Estados Unidos buscaría en esa nación la base «sustituta» de la ecuatoriana Manta, ningún momento parecía más apropiado que este para dar a conocer las tratativas.
El histórico último vuelo operativo de las naves estadounidenses desde la localidad ecuatoriana, el 17 de julio, marcó la salida de los yanquis de ese enclave, que tendrán que vaciar y devolver definitivamente a Quito el cercano 15 de septiembre. Así, la «necesidad» de buscar una base reemplazante argumentaba la «mudanza» a Colombia.
...Y, paradójicamente, el acto de soberanía de un Ecuador que clamó por la expulsión de los yanquis, se negó a renovar el contrato ahora vencido y hasta prohibió las bases extranjeras en su nueva Constitución, se ha convertido en disgusto para muchos colombianos que aducen, entre otras razones, la falta de una discusión, al menos en el Congreso.
Con una pista de unos 3. 000 metros, hangares para un centenar de aviones y albergue hasta para 2. 000 hombres, Palanquero es considerado el peje gordo.Washington, por su parte, puso sobre el tapete la «necesidad» de «cuidar» la región, amparado en la vieja, falsa y, por eso, inoperante cruzada contra un narcotráfico que crece alentado por el consumo en EE.UU.
Personajes como el ex subsecretario de Estado norteamericano Peter DeShazo se apresuraron entonces a explicar que era «prioridad» la búsqueda de otra localidad con «iguales características» que Manta.
Sin embargo, las potencialidades yanquis se multiplicarán mediante el acuerdo en fragua con Colombia, donde el Pentágono resolverá más entuertos que los ocasionados por su retirada de Ecuador.
Evidentemente no se trata de una simple permuta, sino de una concepción geoestratégica bien pensada que ratifica la manera dura en que Estados Unidos pretende seguir velando por sus intereses hegemónicos en Latinoamérica, como para que no nos quede ninguna duda. Y, por añadidura, incluso mejorará las conexiones del Pentágono más allá de nuestro hemisferio.
Amplio despliegue
Aun cuando se sabe de su potencia y se afirma que tuvo una participación definitoria en el operativo el año pasado contra un campamento de las Farc en Sucumbíos, Ecuador, la base norteamericana de Manta parece diminuta en comparación con la parafernalia bélica que el Pentágono quiere trasladar a Colombia.
Clasificada como un Puesto Operativo de Avanzada (FOL, en inglés), según la concepción yanqui que desarrolló en los últimos años enclaves medianos y pequeños con potentes medios para espiar, comunicar y asegurar el desplazamiento rápido de los marines, Manta brindó a EE.UU servicios que ahora van a multiplicarse.
Los trascendidos indican que mediante el acuerdo está seguro el uso por los halcones de al menos tres de los principales enclaves militares colombianos. La base de Palanquero, en Puerto Salgar, Cundinamarca, al centro del país, es la mayor y al parecer más apetecida. Pero no menos importantes son la de Apiay, un poco más al sur, en el Meta, y la de Malambo, en el departamento Atlántico, muy cerca de La Guajira.
La ubicación del trío conforma un semicírculo que virtualmente rodea a Venezuela, sin contar la vecindad de Malambo con la caliente península Guajira, que ambas naciones comparten, y cuya presencia como municipio dentro del venezolano estado de Zulia explica una de las maneras en que el acuerdo puede ser usado por Washington para hostilizar a Venezuela.
Con una gobernación en manos opositoras y deudas sociales que el gobierno de Chávez se esmera en paliar, en el Zulia se ha denunciado la presencia de paramilitares y de no madurados proyectos secesionistas.
Pero también la nación ecuatoriana, que sacó a los gringos de su territorio, estará a un palmo de narices de sus efectivos y de sus sofisticados equipos espías. Aunque se barajaron otras variantes, los últimos trascendidos afirman que, no conformes, los altos mandos estadounidenses están buscando también la concesión de la base de Bahía Málaga, a no mucha distancia de Ecuador y de Brasil, así como la de Cartagena, en el departamento de ese nombre.
Si todo sale así, la presencia estadounidense en Colombia se desgranará como cuentas de un collar repartidas desde el centro y por todo el noroeste del territorio. Serían tres bases aéreas —Palanquero, Apiay y Malambo—, y dos navales —las de Cartagena y Málaga—, y con ellas estará asegurado el desplazamiento yanqui hacia el Atlántico, el Pacífico y el Caribe.
Receptora de cinco mil millones de dólares provenientes de Washington en los últimos años por medio del Plan Colombia, la nación andina no se desayuna con la presencia militar norteamericana. Solo que ahora, obviamente, se trata de un entramado mayor que amenaza salirse del balcón y abalanzarse sobre el vecindario.
Mucho Palanquero
Pero los planes para Palanquero son de mayor peso y llegarían hasta otras regiones, a tenor con un informe estadounidense obtenido y develado a fines de mayo por el diario colombiano Tiempo, que señala el interés del Comando Sur en esa base y su deseo de convertirla en lo que decentemente los yanquis denominan Localidad de Cooperación en Seguridad (CSL en inglés).
Elaborado por el Comando Aéreo para la Movilidad (AMC) de la Fuerza Aérea de EE.UU., el documento es considerado una suerte de planeamiento donde se consignan los objetivos de ese cuerpo hasta el año 2025, para dotarse de los corredores aéreos y las bases que le permitan mayor alcance en sus operaciones, explicó el rotativo.
El texto da señales inequívocas de alerta cuando habla de la relevancia que el AMC concede al enclave de Palanquero, identificado por el Comando Sur como «un punto en el continente sudamericano que puede usarse tanto para “operaciones antinarcóticos”» como para ejecutar lo que denomina «operaciones de movilidad».
Desde allí, añade, un avión C-17 podría recorrer «casi la mitad del continente sin reabastecerse» y, con el combustible apropiado, su totalidad, «con excepción del Cabo de Hornos», al sur de Chile.
Denominado Estrategia Global en Ruta, el documento muestra cómo ya los del AMC se afilan los dientes para catapultarse desde allí al continente africano.
«Incluir a Sudamérica en la estrategia de ruta global (...) ayuda a materializar nuestra estrategia de “compromiso” con la región, y asiste con la movilidad en la ruta hacia África», reconoce.
Obviamente, el Comando Sur no acaba de resignarse a su ausencia de Panamá, de donde retornó a Florida después del 2000, y sigue buscando paliativos.
Para más señas, también se ha conocido que el comité para los Servicios Armados del Congreso ha estipulado que Palanquero no sea usado como un Punto de Cooperación para la Seguridad con tropas permanentes, si no hay certificación de que Colombia «no obstaculiza la posibilidad del Comando Sur de ejecutar su “estrategia antinarcóticos” en la región».
Aunque algunos lo interpretan como un deseo de la Cámara de Representantes —que lo incluyó en un proyecto de ley— de frenar tan ambicioso despliegue bélico, la maniobra congresional también podría garantizar que la inversión en Palanquero se haga al seguro.
Se ha conocido que en su proyecto de presupuesto para el año que viene, el presidente Obama ya solicitó al Congreso una partida de 46 millones de dólares para acondicionar y modernizar esa base antes que lleguen sus tropas.
Aunque el presupuesto para la continuación del Plan Colombia el próximo año ya fue concedido, algunos piensan que, con todo lo que llegará a la nación andina en virtud del nuevo acuerdo, ni falta haría.
Otras revelaciones
Aunque oficialmente no ha trascendido lo que se negocia, expertos citados por la influyente revista colombiana Cambio afirmaron esta semana que el acuerdo supondría la concesión de las bases a Estados Unidos por diez años.
El borrador del convenio —siempre según la revista— estipularía que un comité nacional sería el que autorizaría la cantidad de efectivos y equipos que entrarían a Colombia. Pero otras fuentes aseveran que la cantidad de militares norteamericanos en virtud del pacto no superaría la nada exigua cantidad permitida hasta hoy de 800 efectivos y, además, 600 de esos que ahora denominan «contratistas».
Estados Unidos, dijo la publicación, busca el libre acceso, circulación y utilización de las bases, pero Bogotá exige un «acuerdo de aplicación» para establecer controles en la movilización militar estadounidense.
Sin embargo, ninguno de esos recaudos alcanza a calmar la preocupación que el proyectado despliegue norteamericano en Colombia suscita dentro del propio país, y entre sus vecinos.
Según el proyecto comentado en Cambio, el acuerdo sustenta que «los esfuerzos de las partes para promover la paz y la seguridad en áreas de interés mutuo requieren la presencia de fuerzas de Estados Unidos» en territorio colombiano, y habla de «ejercicios combinados» para enfrentar lo que llama «amenazas comunes a la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia».
¿Paz, estabilidad, democracia al estilo de Estados Unidos? Ciertamente, las cosas pintan mal.
http://www.colombiaparatodos.net/noticia-colombia-bases_norteamericanas_en_colombia_y_la_quinta_fuerza_armada_del_pentagono-id-8267.htm
¿ Medalla de la libertad para Álvaro Uribe Vélez ?
De: boletin-dh-owner@lists.riseup.net en nombre de Info Inredh (info@inredh.org)
Juan Roque - Mopassol
Apenas unos días antes de dejar el gobierno, en una ceremonia en la Casa Blanca, el entonces presidente George W. Bush, le otorgó al presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez la distinción civil más alta que puede otorgar el Presidente de Estados Unidos. “Honramos a Álvaro Uribe Vélez por su compromiso con la libertad, la democracia y el Estado de Derecho”, acto seguido el Gobierno norteamericano le entregó la Medalla de la Libertad.
Con la nueva administración del presidente Obama, Uribe se propuso intensificar los lazos con Estados Unidos; para ello propuso cinco iniciativas: reforzar la lucha contra el narcotráfico, profundizar la lucha contra el lavado de dinero, luchar contra la corrupción y una reforma jurídica para luchar contra el narco lavado. Casi la agenda completa norteamericana para América Latina. Uribe hace honor a la medalla de la libertad.
Leer Boletín www.inredh.org
Base de Malambó – Colombia
Tomado de Gogle Earth
Bases norteamericanas en Colombia: un collar explosivo
De: Marina Menéndez Quintero (Juventud Rebelde)
Como cuentas de un colgante roto, las bases que Estados Unidos planea usar en ese país sudamericano se desgranan por el centro y el noroeste del territorio, y amenazan a toda Latinoamérica. Inconforme como unos cuantos en Colombia, un político opositor ha estimado que conceder nuevas zonas de su territorio al uso de los militares de Estados Unidos, será como brindar el balcón de la casa a un extraño para que fisgonee al vecino.
Pero el acuerdo entre Washington y Bogotá, que abrirá las puertas de entre tres y cinco enclaves de las fuerzas armadas de Colombia a los norteamericanos, dejará al Pentágono aún más altos y jugosos dividendos que la vigilancia mera.
La alarma empezó a rodar hará unas dos semanas, cuando el general Freddy Padilla —encargado del ministerio de Defensa colombiano después de la renuncia de Juan Manuel Santos—, confirmó la existencia de las negociaciones que transcurren hace meses, y de las que queda solo una última y quinta ronda.
Aunque se mascullaba desde hace un año que, en efecto, Estados Unidos buscaría en esa nación la base «sustituta» de la ecuatoriana Manta, ningún momento parecía más apropiado que este para dar a conocer las tratativas.
El histórico último vuelo operativo de las naves estadounidenses desde la localidad ecuatoriana, el 17 de julio, marcó la salida de los yanquis de ese enclave, que tendrán que vaciar y devolver definitivamente a Quito el cercano 15 de septiembre. Así, la «necesidad» de buscar una base reemplazante argumentaba la «mudanza» a Colombia.
...Y, paradójicamente, el acto de soberanía de un Ecuador que clamó por la expulsión de los yanquis, se negó a renovar el contrato ahora vencido y hasta prohibió las bases extranjeras en su nueva Constitución, se ha convertido en disgusto para muchos colombianos que aducen, entre otras razones, la falta de una discusión, al menos en el Congreso.
Con una pista de unos 3. 000 metros, hangares para un centenar de aviones y albergue hasta para 2. 000 hombres, Palanquero es considerado el peje gordo.Washington, por su parte, puso sobre el tapete la «necesidad» de «cuidar» la región, amparado en la vieja, falsa y, por eso, inoperante cruzada contra un narcotráfico que crece alentado por el consumo en EE.UU.
Personajes como el ex subsecretario de Estado norteamericano Peter DeShazo se apresuraron entonces a explicar que era «prioridad» la búsqueda de otra localidad con «iguales características» que Manta.
Sin embargo, las potencialidades yanquis se multiplicarán mediante el acuerdo en fragua con Colombia, donde el Pentágono resolverá más entuertos que los ocasionados por su retirada de Ecuador.
Evidentemente no se trata de una simple permuta, sino de una concepción geoestratégica bien pensada que ratifica la manera dura en que Estados Unidos pretende seguir velando por sus intereses hegemónicos en Latinoamérica, como para que no nos quede ninguna duda. Y, por añadidura, incluso mejorará las conexiones del Pentágono más allá de nuestro hemisferio.
Amplio despliegue
Aun cuando se sabe de su potencia y se afirma que tuvo una participación definitoria en el operativo el año pasado contra un campamento de las Farc en Sucumbíos, Ecuador, la base norteamericana de Manta parece diminuta en comparación con la parafernalia bélica que el Pentágono quiere trasladar a Colombia.
Clasificada como un Puesto Operativo de Avanzada (FOL, en inglés), según la concepción yanqui que desarrolló en los últimos años enclaves medianos y pequeños con potentes medios para espiar, comunicar y asegurar el desplazamiento rápido de los marines, Manta brindó a EE.UU servicios que ahora van a multiplicarse.
Los trascendidos indican que mediante el acuerdo está seguro el uso por los halcones de al menos tres de los principales enclaves militares colombianos. La base de Palanquero, en Puerto Salgar, Cundinamarca, al centro del país, es la mayor y al parecer más apetecida. Pero no menos importantes son la de Apiay, un poco más al sur, en el Meta, y la de Malambo, en el departamento Atlántico, muy cerca de La Guajira.
La ubicación del trío conforma un semicírculo que virtualmente rodea a Venezuela, sin contar la vecindad de Malambo con la caliente península Guajira, que ambas naciones comparten, y cuya presencia como municipio dentro del venezolano estado de Zulia explica una de las maneras en que el acuerdo puede ser usado por Washington para hostilizar a Venezuela.
Con una gobernación en manos opositoras y deudas sociales que el gobierno de Chávez se esmera en paliar, en el Zulia se ha denunciado la presencia de paramilitares y de no madurados proyectos secesionistas.
Pero también la nación ecuatoriana, que sacó a los gringos de su territorio, estará a un palmo de narices de sus efectivos y de sus sofisticados equipos espías. Aunque se barajaron otras variantes, los últimos trascendidos afirman que, no conformes, los altos mandos estadounidenses están buscando también la concesión de la base de Bahía Málaga, a no mucha distancia de Ecuador y de Brasil, así como la de Cartagena, en el departamento de ese nombre.
Si todo sale así, la presencia estadounidense en Colombia se desgranará como cuentas de un collar repartidas desde el centro y por todo el noroeste del territorio. Serían tres bases aéreas —Palanquero, Apiay y Malambo—, y dos navales —las de Cartagena y Málaga—, y con ellas estará asegurado el desplazamiento yanqui hacia el Atlántico, el Pacífico y el Caribe.
Receptora de cinco mil millones de dólares provenientes de Washington en los últimos años por medio del Plan Colombia, la nación andina no se desayuna con la presencia militar norteamericana. Solo que ahora, obviamente, se trata de un entramado mayor que amenaza salirse del balcón y abalanzarse sobre el vecindario.
Mucho Palanquero
Pero los planes para Palanquero son de mayor peso y llegarían hasta otras regiones, a tenor con un informe estadounidense obtenido y develado a fines de mayo por el diario colombiano Tiempo, que señala el interés del Comando Sur en esa base y su deseo de convertirla en lo que decentemente los yanquis denominan Localidad de Cooperación en Seguridad (CSL en inglés).
Elaborado por el Comando Aéreo para la Movilidad (AMC) de la Fuerza Aérea de EE.UU., el documento es considerado una suerte de planeamiento donde se consignan los objetivos de ese cuerpo hasta el año 2025, para dotarse de los corredores aéreos y las bases que le permitan mayor alcance en sus operaciones, explicó el rotativo.
El texto da señales inequívocas de alerta cuando habla de la relevancia que el AMC concede al enclave de Palanquero, identificado por el Comando Sur como «un punto en el continente sudamericano que puede usarse tanto para “operaciones antinarcóticos”» como para ejecutar lo que denomina «operaciones de movilidad».
Desde allí, añade, un avión C-17 podría recorrer «casi la mitad del continente sin reabastecerse» y, con el combustible apropiado, su totalidad, «con excepción del Cabo de Hornos», al sur de Chile.
Denominado Estrategia Global en Ruta, el documento muestra cómo ya los del AMC se afilan los dientes para catapultarse desde allí al continente africano.
«Incluir a Sudamérica en la estrategia de ruta global (...) ayuda a materializar nuestra estrategia de “compromiso” con la región, y asiste con la movilidad en la ruta hacia África», reconoce.
Obviamente, el Comando Sur no acaba de resignarse a su ausencia de Panamá, de donde retornó a Florida después del 2000, y sigue buscando paliativos.
Para más señas, también se ha conocido que el comité para los Servicios Armados del Congreso ha estipulado que Palanquero no sea usado como un Punto de Cooperación para la Seguridad con tropas permanentes, si no hay certificación de que Colombia «no obstaculiza la posibilidad del Comando Sur de ejecutar su “estrategia antinarcóticos” en la región».
Aunque algunos lo interpretan como un deseo de la Cámara de Representantes —que lo incluyó en un proyecto de ley— de frenar tan ambicioso despliegue bélico, la maniobra congresional también podría garantizar que la inversión en Palanquero se haga al seguro.
Se ha conocido que en su proyecto de presupuesto para el año que viene, el presidente Obama ya solicitó al Congreso una partida de 46 millones de dólares para acondicionar y modernizar esa base antes que lleguen sus tropas.
Aunque el presupuesto para la continuación del Plan Colombia el próximo año ya fue concedido, algunos piensan que, con todo lo que llegará a la nación andina en virtud del nuevo acuerdo, ni falta haría.
Otras revelaciones
Aunque oficialmente no ha trascendido lo que se negocia, expertos citados por la influyente revista colombiana Cambio afirmaron esta semana que el acuerdo supondría la concesión de las bases a Estados Unidos por diez años.
El borrador del convenio —siempre según la revista— estipularía que un comité nacional sería el que autorizaría la cantidad de efectivos y equipos que entrarían a Colombia. Pero otras fuentes aseveran que la cantidad de militares norteamericanos en virtud del pacto no superaría la nada exigua cantidad permitida hasta hoy de 800 efectivos y, además, 600 de esos que ahora denominan «contratistas».
Estados Unidos, dijo la publicación, busca el libre acceso, circulación y utilización de las bases, pero Bogotá exige un «acuerdo de aplicación» para establecer controles en la movilización militar estadounidense.
Sin embargo, ninguno de esos recaudos alcanza a calmar la preocupación que el proyectado despliegue norteamericano en Colombia suscita dentro del propio país, y entre sus vecinos.
Según el proyecto comentado en Cambio, el acuerdo sustenta que «los esfuerzos de las partes para promover la paz y la seguridad en áreas de interés mutuo requieren la presencia de fuerzas de Estados Unidos» en territorio colombiano, y habla de «ejercicios combinados» para enfrentar lo que llama «amenazas comunes a la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia».
¿Paz, estabilidad, democracia al estilo de Estados Unidos? Ciertamente, las cosas pintan mal.
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